martes, febrero 09, 2010

Viaje a la Bretaña Francesa - 6º Día

Como veis lo prometido es deuda, y tal como os prometí la semana pasada, aunque con una semana de retraso, llega por fin el sexto articulo basado en mi Viaje por la Bretaña Francesa.


Como recordareis nos habíamos quedado durmiendo en Douarnenez, una pequeña comuna francesa perteneciente al departamento de Finisterre. Se trata de una población de poco más de 15.000 habitantes que basa su economía principalmente en la actividad de su puerto pesquero, aunque también es verdad que en los últimos años ha decrecido su actividad adquiriendo mayor importancia su nuevo puerto deportivo.


Como era costumbre nos levantamos prontito, y a eso de las 9:00 de la mañana ya estábamos preparando para salir a pasear y conocer un poco el pueblo donde habíamos decidido pasar la noche.


Poco a poco fuimos recorriendo la costa bordeando todo el pueblo hasta llegar a la zona del puerto que comunicaba directamente como suele ser habitual con la zona más céntrica de la villa.


Como curiosidad os comentaré que frente a la costa de Douarnenez se encuentra Isla Tristan, un pequeño islote situado a tan solo 50 metros de la costa y al que puede accederse andando en los momentos de marea baja.

Y después de aprovechar las primeras horas de la mañana visitando la pequeña localidad de Douarnenez, a eso de las 11:00 de la mañana, decidimos salir de viaje en dirección a nuestro próximo destino, Concarneu.


En tan solo 45 minutos de viaje llegamos a esta otra pequeña población costera quizás más turística que la anterior, Concarneu. Aparcamos la caravana en el paseo marítimo y decidimos darnos un paseo a pie por esta localidad que ya Luisma conocía de antes y de la que según decía tenía muy buenos recuerdos.


En realidad se trata de otra población bastante pequeña del departamento de Finisterre, pero que tenía la peculiaridad de contar con un centro histórico amurallado de lo más interesante y curioso.


Había que reconocer que las condiciones climatologicas no eran las más adecuadas ni seguramente las que más favorecían al paisaje, pero por lo menos esa mañana la lluvia nos estaba respetando, y en cierta manera, el frió y el ambiente húmedo le daban cierto toque de encanto a la villa.


Recorrimos la zona histórica que hay en el interior de las murallas, muy bonita y acogedora, pero que estoy seguro tiene mucha más vida ,y posiblemente encanto, en temporada de verano.

Y a eso de las 12:30 de la mañana, después de haber visitado la zona más turística de Concarneu, emprendimos de nuevo la marcha en dirección a Lorient, esta vez cambiábamos una pequeña población costera por una de las ciudades más importantes de la zona.

Lorient es una de las ciudades portuarias más importantes de la Bretaña Francesa, actualmente cuenta con una población que supera los 60.000 habitantes, y durante la Segunda Guerra Mundial fue una importante base para los submarinos alemanes.


En poco más de una hora recorrimos la distancia que nos separaba desde Concarnau, con los cual llegamos a la ciudad de Lorrient a buena hora para comer, cosa que hicimos en uno de los McDonalds del centro después de dejar aparcada la caravana en la zona del puerto.


Ya con el estomago lleno decidimos darnos un paseo por la ciudad, primero decidimos recorrer la zona más céntrica y comercial, pero enseguida nos aburrimos, ya que aunque la ciudad tenía su encanto, y sobre todo su bullicio, algo que habiamos echado en falta en la mayoria de los pueblos o ciudades donde habíamos estado, no dejaba de ser una ciudad más como las que podemos encontrar en cualquier otro sitio.


Así que rapidamente nos escapamos a la zona del puerto, algo más atractiva y curiosa, pero cosas de la vida, o mejor dicho, de la climatología, fue entonces cuando empezó a llover, aunque afortunadamente de forma leve. Así que una vez visto y visitado esta zona, teniendo en cuenta que cada vez empezaba a llover más fuerte, decidimos emprender viaje hacia nuestro próximo destino, Viennes.

En tan solo una hora de viaje habíamos recorrido la distancia entre las dos ciudades, así que para cuando llegamos a Viennes eran ya las 18:00 o las 18:15, con lo cual la noche se nos había echado encima. Nos costó aparcar en esta población, ya que había una especie de feria en la zona del puerto, pero una vez lo conseguimos nos dimos una vuelta por esta pequeña localidad y aprovechamos para tomarnos una cervecita en uno de los bares del puerto.

A eso de las 20:30 decidimos ponernos de nuevo en carretera, esta vez con destino a St. Nazaire, localidad en la que habíamos previsto hacer noche.

Cuando llegamos, a eso de las 21:30, la lluvia caia con ganas y el viento soplaba con mucha fuerza, así que directamente decidimos localizar un sitio resguardado en el que poder pasar la noche ya que las condiciones climatologicas no invitaban a abandonar la caravana.

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