martes, agosto 09, 2011

Viaje a China (21º Día - 1ª Parte) - Beijing


Llevaba varias días sin llamar a casa, asi que tocaba hacer una llamadita para confirmar que todo estaba bien atado para el viaje de vuelta. Debido a la diferencia horaria me levantea las 5:30 de la mañana, las 22:30 en Donostía, para intentar pillar a alguien en casa, cosa que no podía hacer a otras horas del día, pero desgraciadamente no pude llamar, ya que la puerta del albergue no se podía abrir desde dentro a esas horas sin que el chico de recepción abriese, y en esos momentos no conseguí encontrarle por alli, asi que decidí volverme a la cama.

Pasadas las 8 de la mañana volví a levantarme, esta vez junto a Seve, tocaba ducharse, salsear un poco en internet y a las 9:30 más o menos salir a la calle para coger el metro y hacer el mismo trayecto que el dia anterior habiamos realizado en un par de ocasiones, destino: el centro comercial Silk Center, donde terminariamos nuestras últimas compras.



Primera parada el Starbucks que había en la esquina, habia que desayunar y coger fuerzas para afrontar el día. Un par de Capuccionos y dos pastelillos nos costaron 94 yuanes, algo así menos de 12 euros, no os asusteís, ya os lo he dicho varias veces, este tipo de cadenas internacionales es de lo más caro que se puede encontrar en el país.


Habiamos oido muchas veces hablar de la polución en Beijing, pero la verdad es que no lo habiamos notado demasiado hasta ese día. Llevaban varias semanas sin ver aparecer la lluvía, y como podeís ver eso se notaba en el ambiente.


De camino al centro comercial, al otro lado de la calle, fuimos abordados por algunos vendedores callejeros de relojes, yo en ese sentido tenía ya el cupo completo, pero Seve decidió hacerse con alguno más para regalar a algunos amigos y familiares. Le costó su trabajo, pero consiguió que le dejasen tres relojes Rolex por 52 yuanes, unos 6 euros, lo que supongo os servirá para haceros una idea de la escasa calidad y dudosa procedencia de los mismos.

Una vez dentro del centro comercial tocaba volver a la dura tarea del regateos, con la única ventaja de que ya estabamos curtidos del día anterior, y de que además las compras principales ya las habiamos hecho.

Seve peleó durante un rato por unos pantalones de esquiar, fue un trabajo duro, hasta el punto de que abandonamos el puesto sin llegar a un acuerdo, y un rato después volvimos a seguir negociando para que viesen que no teniamos problema en irnos sin hacer la compra.


Y parece que el esfuerzo tuvo recompensa, porque al final Seve sacó un buen precio por lo que quería.

Yo tambien tuve que pelear bastante por conseguir una cazadora como la que había comprado el día anterior, pero de talla de mujer y de color rosa, un regalo que quería hacerle a mi hermana. Por la mía el dia anteiror había pagado 135 yuanes, aunque en la furgoneta a pie de calle, así que aqui esperaba pagar algo más, pero no los 300 yuanes que me pedian como minimo y tras mucho regatear.


Me costó muhco trabajo y varias negociaciones en varios puestos, pero al final dí con uno en el que la chinita hablaba un poco de castellano. Le dejé las cosas claras, no estaba dispuesto a perder el tiempo ni a pagar una cifra desorbitada, le deje bien claro que el dia anterior habia pagado por la mia 135 yuanes, asi que aunque tuvo que pedir permiso a su jefe, conseguí que me dejase la cazadora que yo quería por 140 yuanes.


Durante estas escasas dos horas en el centro comercial habiamos terminado las compras que nos faltaban, no era mucho, pero como veís volviamos a salir cargados de bolsas.

Cogimos el metro y nos volvimos hacia el albergue (2 yuanes cada uno). Nuestra intención era volver al restaurante del día anterior, en el que se había montado todo el follón, y a modo de despedida, pedirnos el palto más caro de la carta. Sabiamos que cerraban a las 14:00, porque lo habiamos preguntado el dia anterior, asi que debiamos darnos prisa si queriamos llegar.

Llegamos al restaurante a las 13:40, una hora un poco tardia, teniendo en cuenta que en veinte minutos cerraban, pero amablemente nos dijeron que nos atenderían.

Decidimos pedir un plato algo exotico, que además se tartaba del plato más caro de la carta, La Sopa de Tortuga (158 yuanes). La encargada tuvo que ir a preguntar al cocinero, supongo que para ver si le daba tiempo a prepararla, pero enseguida nos dijeron que sí, que podía ser.


Tuvimos que esperar un rato, logicamente, pero enseguida teniamos en la mesa una fuente con la Sopa de Tortuga, en la que claramente se podía ver a la tortuga flotando, unos platos como de una especie de carne cortada de forma muy fina, y unas patatas cocidas que habiamos pedido para acompañar.


Logicamente no sabiamos como se comía aquello, asi que la encargada tuvo el detalle de quedarse allí con nostros explicandonos como se echaba la carne en la sopa, se dejaba unos segundos cociendo en el agua caliente y luego se sacaba para comer, un procedimiento que se repetia con las patatas para darles un golpe de calor.


Tambien nos sacó la carne de la tortuga para que pudiesemos comerla, y aunque así a simple vista os puede dar algo de cosa comeros una tortuga, os aseguro que el sabor de la carne era muy rico y jugoso.

Una vez nos habiamos comido todo lo que habiamos pedido, pagamos (252 yuanes toda la comida, unos 30 euros entre los dos, y eso que habiamos pedido lo más caro) y nos despedimos de la encargada. Había sido divertido comer y cenar aquellos dos días en aquel restaurante, tanto que la encargada decidió pedirme el email, aunque no sé para que, ya que a día de hoy no he recibido absolutamente nada

Ya eran las 15:45, así que decidimos volver al albergue a ordenar un poco el equipaje y nuestras últimas compras, ya que nos quedaban muy pocas horas para emprender el viaje de regreso.

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