jueves, junio 12, 2014

Viaje a Estambul (2º Día - 3ª Parte)


Antes de salir de viaje suelo curiosear y comentar cosillas y detalles en diferentes foros de viajes, y una de las cosas que había leido es que era conveniente sacar por adelantado la entrada a algunos sitios para evitar las aburridas colas, la verdad es que no lo hice aunque ya me habian avisado, así que ahora tocaba esperar para sacar nuestra entrada.


Pero aunque habia bastante gente, tengo que reconcocer que no tuvimos que esperar más de cinco o seis minutos en la cola. Había diferentes tipos de entrada, yo decidí sacar la que daba acceso a todo el recinto (30 TL cada uno) más la entrada al Harem (15 TL cada uno), en total 90 TL los dos, unos 30 euros.


Eran las cuatro de la tarde y se habia quedado buena tarde, asi que pasear por los jardines del Palacio era bastante agradable siempre que uno buscase la sombra.


Pa acceder a la zona del Harem tuvimos que hacer otra pequeña cola, pero yo creo que no fueron más de diez minutos los que tuvimos que esperar. Eso sí, como dato os diré que las visitas son guiadas pero logicamente en inglés, así que yo me limitaba a ir traduciendo lo que entendia a mi madre.


La visita al Palacio Topkapi lleva su tiempo, porque son muchas y diferentes las salas y departamentos que tiene, así que visitar todas sus zonas, así com las diferentes exposiciones de armas, trajes y joyas (no se permite hacer fotos en estas exposiciones), como que lleva su tiempo. Es por eso que para cuando quisimos darnos cuenta eran ya las seis de la tarde, hora en la que se cerraba el acceso al Palacio para las visitas, con lo que tocaba ir abandonando poco a poco los extensos jardines.


Os aseguro que una de las cosas que más nos ha llamado la atención de Estambul, es la gran cantidad de gente, suponemos que muchos turistas, que uno se encuentra vaya donde vaya.


El día estaba llegando a su fin, así que decidimos bajar hacia la costa, hacia el paso del Bosforo, a escasos cinco minutos andando desde el albergue, y diez desde nos encontrabamos, para ver que tipo de ambiente habia por allí. Algunos paseaban y otros se arremolinaban alrededor de pequeños puestos que vendian una especie de bocadillos de sardinas cocinadas a la plancha.


La verdad es que la temperatura era agradable y el ambiente tranquilo, por lo que es normal que las parejitas de jovenes aprovechasen el entorno para descansar placenteramente. Nosotros estuvimos paseando un poco por la zona y descansando de nuestras lasrgas caminatas en un banco del paseo, hasta que poco después de las siete, cuando ya empezaba a refrescar, decidimos retirarnos hacia el albergue.


Paradita en el bar a tomar un par de refrescos, una limonada mi madre, y una buena jarra de cerveza para mi (16 TL, algo más de 5 euros). Después, a eso de las ocho de la tarde, subimos a descansar un poco al albergue, nada, algo asi como una hora que mi madre aprovechó para leer un poco y yo para anotar algunas cosillas en mi agenda.


Y a eso de las nueve de la noche, cuando ya había oscurecido, decidimos salir de nuevo a disfrutar de la brisilla nocturna y de un paseo por los alrededores, donde muchos establecimentos seguian abiertos a pesar de la hora.


Os aseguro que pasear por la plaza de las mezquitas en plena noche es como introducirse en el cuento de las mil y una noches, tanto los paisajes, como los olores, y sobre todo los sonidos, le hacen a uno darse cuenta enseguida que se encuentra en otra parte del mundo muy diferente a la que estamos acostumbrados a pisar.


Entre una cosa y otra, nos dieron las diez de la noche, así que decidimos hacer una nueva paradita en el albergue, pero no para cenar, porque la verdad es que ninguno de los dos teniamos hambre después de la pedazo comilona que nos habiamos metido, si no para tomar un té mi madre y otra cervecita yo, y a eso de las once de la noche, con el dia bien aprovechado y ealmente cansados, nos retiramos a dormir.

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