martes, mayo 06, 2014

Viaje a Sarajevo (3º Día - 2ª Parte)


Entre una cosa y otra me habían dado ya algo más de la una del mediodía, así que dedidí dirigirme al sitio que habia ficha para probar el çevapi, un plato de carne tipico de Bosnia y que es una de las cosas que hay que probar cuando uno viene a este país.

Decidí sentarme en uno de los varios restaurantes que había en la misma Plaza principal de la ciudad, estaba bien situado, con buenas vistas del ambiente de la ciudad, y sobre todo, con una buena sombra que me permitiría comer al aire libre sin sufrir el sol golpeandome en la nuca.


Una agradable señora me trajo la carta, yo la revise un poco, por no hacer el feo, pero en realidad ya tenía claro desde antes de sentarme allí, que es lo que iba a pedir, así que sin pensarlo demasiado me pedí mi plato de çevapi y un sprite como bebida.


El çevapi es una especie de masa de pan rellena de carne cocinada a la brasa y de cebolla picada, un plato contundente que os aseguro a mí me gustó mucho y que devoré en pocos minutos. No había postre así que me pedí un café para dar por concluida mi comida.


En el momento de pedirme el café ya me aviso la agradable señora, no había café normal, si no café turco, así que decidí probar. Reconozco que a mi eso de los posos, ni el sabor amargo, no me entusiasmaron mucho, pero bueno, me lo tomé y pedí la cuenta (10 KM - 5 €).


Después de esta comida, como veís no demasiado contundente, decidí pasear un poco por el casco antiguo para hacer la digestión, eso sí, buscando siempre la sombra porque el sol cascaba de lo lindo.


Descubriendo otras zonas de la ciudad un poco más apartadas de lo que es la zona más visitada y comercial. Zonas como este pequeño mercado de frutas que me pareció de lo más agradable y pintoresco.


Como ya he dicho anteriormente, Sarajevo no es una ciudad excesivamente grande, pero según se va paseando por sus calles, uno va descubriendo la gran cantidad de detalles y señales de una guerra que acabo hace relativamnente bien poco, por eso, el simple hecho de pasear despacio pos sus callejuelas es como meterse de lleno en una parte de la historia que casi aún no hemos terminado de asimilar.

Así que entre paseo y paseo me dieron las cinco de la tarde, hora en la que decidí subir un a la habitación del albergue a descansar un poco y curiosear algunas cosillas en internet.

Después de descansar algo menos de una hora en la habitación, me escapé de nuevo al Bar Guiness en el que habia estado a la mañana y en el que ya me habian confirmado que iban a poner el clásico, el Barsa-Real Madrid que se jugaba esa misma tarde. Lo malo es que al llegar al bar me encontré con que todas las mesas estaban ocupadas, y como no te sirven si no estas sentado, me vi un poco perdido. 


Afortunadamente, un joven bosnio que se encontraba sentado solo en una mesa, se percató de la situación, y amablemente me invitó a compartir la mesa para poder presenciar el partido, algo que demuestra que la gente es amable y hospitalaria.


Después del partido me dí una vuelta por la parte antigua de la ciudad, una zona pequeña que ya empezaba a conocer perfectamente y eso que tan solo llevaba dos días, para terminar cenando en el mismo local cutre que la noche anterior. 


Supongo que en el local no entraran muchos turistas, porque el cocinero me reconocío rapidamente haciendome gestos de aprobación al verme repetir en su establecimiento.


Para terminar la noche con un par de cervezas en el Pub que había justo debajo del albergue y en el que ya empezaban a conocerme. El precio de la pinta era de 3 KM, o lo que es lo mismo, 1,5€.

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