Hoy publico un nuevo articulo empujado por un buen amigo que me pidió que comentase en pocas palabras cuales habia sido mis experiencias y sensaciones al viajar en autobús litera, así que aqui voy:
A mis cuarenta y dos años me considero una persona amante de la
aventura, y sobre todo apasionada a los viajes, de ahí que desde
hace ya algunos años pueda presumir de haber pisado los cinco
continentes, algo que no mucha gente puede afirmar.
He pisado ciudades muy lejanas, como Sidney, Shangai o Tokyo, así
como rincones poco conocidos pero realmente bellos, como Xian en
China, Nara en Japón o Ayers Rock en Australia. Lugares a los que
lógicamente, como no podía ser de otra manera, he llegado en avión
debido a la gran distancia que nos separa de ellas.
Pero para disfrutar de esa gran pasión que es viajar no siempre es
necesario recorrer grandes distancias, ni aguantar pesados y
aburridos trayectos en avión. Hay grandes y bellos destinos a
nuestro alrededor que muchas veces pasamos por alto y que nos
sorprenden al visitarlos por primera vez.
Recuerdo perfectamente uno de mis primeros viajes, una de esas
vacaciones que marcarían mi vida y que posiblemente hayan servido
para que creciese en mí la pasión por viajar y recorrer mundo, me
refiero a un viaje que realicé allá por mil novecientos noventa y
dos en compañía de un buen amigo a Portugal. Aquel viaje en autobús
litera por tierras lusas me hizo darme cuenta que muchas veces, la
mejor manera de conocer las culturas de otros países y ver realmente
la forma de vivir de sus gentes, es introducirse en sus carreteras y
caminos para ir recorriendo pueblos que no vamos a poder ver desde el
cielo. También recuerdo que a mis dieciséis años era un poco
tímido, y seguramente algo joven, para entablar relación con otros
pasajeros, algo que superé años más tarde cuando realice otros
viajes en autobús litera por tierras francesas, y más tarde por
tierras holandesas y alemanas.
El hecho de viajar en autobús litera no solo me permitía conocer
los países desde dentro recorriendo sus pueblos de forma cómoda y
económica, algo importante cuando uno es joven y no tiene grandes
recursos, si no que además me permitía la oportunidad de
relacionarme con otra gente con inquietudes parecidas a las mías, lo
que hacia que viajar se hiciese aún más interesante.
Es por eso, que a día de hoy, aunque guardo grandes recuerdos y
experiencias de mis viajes realizados por tierras lejanas, como
Corea, China o Japón, tengo que reconocer que guardo grandes
recuerdos de algunos de los viajes más divertidos y preciados que he
hecho en mi vida en autobús litera por tierras francesas,
holandesas, belgas y alemanas. Viajes en los que de una manera o de
otra acababas haciendo piña y grupo con gente que no conocías de
nada y con los que acababas disfrutando de las ciudades como si
fuesen grandes amigos de toda la vida, personas con las que
desgraciadamente no he vuelto a tener contacto, pero de las que
guardo buenos recuerdos. Son esas personas que salen en las fotos que
guardo de esas visitas a Ámsterdam, Munich o Paris, con las que pasé
grandes momentos pero de las que ahora no recuerdo ni el nombre.
Sin ninguna duda, viajar en autobús litera, no solo es una manera
cómoda y económica de viajar y conocer mundo, si no que además
permite algo en lo que la gente no suele fijarse a la hora de
programar sus vacaciones, permite relacionarse con otra gente de
gustos e inquietudes parecidas con las que seguramente disfrutaremos
de grandes momentos, buenas experiencias y divertidas anécdotas.
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