lunes, agosto 04, 2014

Viaje a Estambul (8º Día)

Sábado 17 de Mayo, aquel día, para no cambiar la rutina, nos levantamos prontito y bajamos a desayunar a eso de las nueve de la mañana. Aquel día coincidimos con dos chicas gallegas a las que habiamos visto el dia antes por el albergue, son las que nos contaron que las playas privadas que había en las Islas Principe no merecian mucho la pena.

Se pude decir que ya para este momento teniamos visitado las partes principales de la ciudad, así que decidimos pasar la mañana en el Gran Bazar con la idea de hacer algunas compras.


La idea era mirar primero, tantear alguna tienda y regatear un poco para ver los precios, pero la verdad es que después de consultar algunos precios, cuando nos disponiamos a descansar sentados fuera del Gran Bazar, nos abordó un hombre vendiendo pasminas de las que queria mi madre y ofreciendonos dos, casi al mismo precio (50 TL) por lo que nos dejaban una en el interior del reciento (45 TL). Como os podeís imaginar, picamos y compramos, así que rapidamente nos llegaron otros dos vendedores a ofrecernos todo tipo de cosas, desde relojes a camisetas.


Decidimos seguir paseando y buscando alguna otra cosilla que comprar, fue entonces cuando yo descubrí una tienda, aunque la verdad es que hay muchas parecidas, donde vendían las camisetas de futbol a 15 TL, algo así como cinco euros, y no pude resistirme a comprar la camiseta de la selección rusa de fútbol, la camiseta de mi gran idolo Arshavin.


La verdad es que cayeron algunas camisetas más, tanto de fútbol, como de recuerdo, así que entre paseo y paseo por la zona de la universidad y las compras de todo tipo, se nos pasó la mañana casi sin darnos cuenta, momento en el que decidimos volver al albergue a dejar las bolsas.

Eran ya más de las dos del mediodía, así que para que no se nos hiciese demasiado tarde, decidimos probar suerte y comer en un restaurante coreano que yo había fichado en el camino que soliamos hacer de regreso al albergue.


Lugar donde se produciría otra de las buenas anécdotas de nuestro viaje. De primero pedimos una especie de rollitos para picar que nos sacaron con todo tipo de salsas y acompañamientos. Para beber nos pedimos un Sprite para mi madre y una cerveza para mi, afortunadamente aqui habia cerveza.




Y de segundo, yo me pedí el plato de ensalada con huevo frito, y mi madre una especie de calamares con una salsa y unas verduritas, algo a simple vista bastante comestible. El problema vino cuando mi madre probó los calamares, aquello picaba que mataba, y mi madre no pudo seguir comiendose el plato, asi que tuvimos que intercambiar la comida. A mi la verdad es que me gusta el picante, pero tengo que reconocer que aquello picaba que mataba, tanto, que tuve que pedirme una segunda cerveza, y os aseguro que no eran precisamente pequeñas. El precio final de toda la comida fue de 90 TL, algo así como 30 euros.


Decidimos seguir visitando el centro y ojeando un poco los diferentes puestos y tiendas con la intención de ir completando nuestras compras. Subimos hacia el Gran Bazar y luego cogimos una calle como si bajasemos hacia el puerto. Quizás no era la zona más turistica, pero como podeís ver, no faltaba la gente, los puestos de venta y los lugares para tomar un dulce o un café.

Hicimos alguna compra, yo unas zapatillas de deporte y algún encargo que nos habian hecho, tabaco y cosas así, a lo que hay que suamr los tipicos dulces que se suelen traer de Turquía de regalo.


A eso de las 18:00, después de andar todo el dia bajo un intenso calor, decidimos hacer un alto en el camino para que mi madre merendase algo refrescante, un poco de sandia (5 TL).


Y de allí nos hemos ido a dar una vuelta por el parque que hay detrás de Santa Sofía, un enorme parque con buenas sombras y zonas ajardinadas donde parece tienen por costumbre pasear y descansar los habitantes de la ciudad, además claro esta de los turistas que nos acercamos a curiosear.


Como curiosidad comentaré que en este parque vimos a algún niño con el que parece ser el traje tipico de lo que para nosotros vendría a ser la primera comunión, un traje divertido y curioso que parece que ellos llevan muy contentos.


Y casi a las 19:00 llegamos al albergue, se jugaba la última jornada de liga y yo quería ver quien se hacia con la liga, si el Barcelona o el Atletico Madrid, así que mientrás mi madre se quedaba descansando y leyendo en la habitación, yo cogí sitio frente al televisor y cerveza en mano me puse a disfrutar del final de la liga.

A eso de las nueve de la noche, cuando terminó el partido, bajó mi madre, y decidimos pasar a curiosear la carta de un restaurante que había enfrente del albergue y en el que habiamos visto varias veces servir ese curioso plato de carne que se cocinaba dentro de una vasija y que se servía con tanto espectaculo. Casualmente el camarero era kurdo y hablaba perfectamente castellano, así que nos explicó en que consistia el plato ese de carne y nos sentamos allí mismo a cenar.


El plato estaba buenisimo, era como un guiso de carne que venia acompañado de unas patatas fritas y un poco de arroz. De primero para picar nos pedimos una ración de patatas fritas, y para beber una copa de vino blanco para mi madre y una cerveza para mí. De postre el camarero muy amable nos invito a un par de dulces turcos y al tradicional té de manzana, precio de la cena 88 TL.

A las 22:45, después de un dia de caminatas y compras, nos retiramos a descansar a la habitación.

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