El Yorkshire Terrier tiene su origen en el cruce entre diversos tipos de
terrier existentes en las islas británicas. Sus progenitores eran
seleccionados para la caza de ratones y de otros animales de pequeño
tamaño. Entre los primeros criadores de Yorkshire Terrier se encuentran
trabajadores de las industrias textiles y laneras de la región de
Yorkshire, a menudo y sin darse cuenta, acariciaban con las manos sucias
de lanolina a los pequeños Yorkis, lo cual aceleraba el crecimiento del
pelo mejorando su brillo y sedosidad. La gente de Yorkshire se dio
cuenta enseguida del valor de este nuevo y espléndido Terrier, y su
valor comercial aumentó en proporción a una demanda creciente.
El Yorkshire Terrier es un perro alegre, cariñoso y fácilmente
adaptable. A pesar de su pequeño tamaño tiene un coraje considerable,
que le permite enfrentarse a perros mucho mayores que él y a
desconocidos, lo que lo convierte en un eficaz guardián, además de un
perro de compañía muy cariñoso.
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