Tener un perro no es tener en casa un muñeco, si es verdad que dan muchas alegrias, hacen mucha compañía y proporcionan buenos momentos, pero hay que tener en cuenta que se trata de un ser vivo que requiere de ciertos cuidados y que entre una cosa y otra, acaban dando cierto trabajo, algo que parece no tienen en cuenta muchas personas que deciden comprarse un animalillo de estos.
Y quizás una de las tareas más complicadas de cumplir, sobre todo los duros días de trabajo, es la de pasear a nuestra mascota tres o cuatro veces diarias. En ocasiones es duro llegar a casa cansado de trabajar y tener que bajar a dar una vuelta a la calle en lugar de quedarnos tirados en el sofá, pero es un trabajo que debemos tomarnos si queremos cuidar a nuestro perro como se debe.
Afortunadamente esta tarea de bajar a la calle a pasear con mi perrita Danica se ha converito en una obligación que hago gustosamente gracias a la compañía de ciertos vecionos con los que me voy juntando en el parque, lo que hace mucho más agradable y llevaderos estos momentos de paseo. Agradable para mí, que tengo gente con la que mantener alguna que otra conversación, y agradable para ella, que encuentra otros perros con los que jugar y corretear.
Posiblemente porque no tenia perro no me había fijado en la gran cantidad de canes que hay en el barrio, pero ahora que voy coincidiendo con ellos me voy dando cuenta que la familia perruna de Loiola es bastante amplia. Si quereís echarle un vistazo, aquí os dejo el enlace de un blog (pinchar aquí) en el que podeís conocer a algunas de las fieras que se juntan en el Parque de Atari Eder de Loiola.
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