Como ya os comenté el viernes, tocaba terminar la semana con un buen madrugón para asisitir a la grabación en Getaria de la subasta del atún. Lo peor de todo no fue el madrugón, si no ver que el esfuerzo considerable que había tenido que hacer para grabar la noticia no sirvió de nada, ya que en el informativo decidieron no meter ni una sola imagen del acto, pero bueno, suele pasar.
De todas formas el madrugón del viernes no fue el último de la semana, ni si quiera el más complicado, ya que aunque el sábado tuve día de descanso, el domingo me tocó sufrir otra maratoniana jornada de trabajo para grabar una nueva competición de caballos, esta vez en Santander.
Una jornada de más de dieciocho horas de trabajo, desplazamientos incluidos, que no solo provocó que me tocase madrugar el domingo, si no que además provocó que me acostase pasadas la una y media de la madrugada, permitiendome dormir tan solo cuatro horas antes de levantarme de nuevo para llevar a mi hermana al aeropuerto de Bilbao.
Vamos, que llevo tres o cuatro días seguidos dandole unas buenas palizas al cuerpo, incluido hoy martes, que nuevamente me toca madrugar para acudir a una tempranera rueda de prensa a las nueve de la mañana.
Esperemos que esto se vaya normalizando y en breve recupere mi ritmo habitual de vida.
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