Es alucinante, pero a mi me da la sensación de que cada año la navidad llega antes a nuestras ciudades.
Desconozco cual es el motivo, seguramente algún psiquiatra diría que se debe a traumas familiares vividos en la infancia, sinceramente lo dudo, pero por algún extraño motivo la Navidad nunca ha sido una época que haya despertado mi interés, al contrario, más bien se podría decir que antes de que llegue ya estoy deseando que termine.
Es por ello que me llena de rabia ver como ya a finales de Noviembre, sin haber entrado siquiera en Diciembre, nuestras ciudades se encuentran ya adornadas con estas luces que los ayuntamientos disfrutan colocando en todas las esquinas y edificios de los pueblos y ciudades donde residimos.
Afortunadamente, aqui en Donosti aún no se han encendido, pero en ciudades más grandes como Madrid o Barcelona ya llevan una semana disfrutando, o sufriendo en algunos casos, de ese
ambiente navideño que los medios de comunicación quieren hacernos creer que vivimos en estos dias.
La televisión se llena de anuncios consumistas, desde tabletas de turrón, hasta colonias de las que no habiamos oido hablar en la vida pasando por la compra obligada de la Loteria de Navidad, por no hablar de esas estupidas peliculas que intentan convencernos de que la Navidad es esa época del año en la que todos debemos ser agradables con nuestros vecinos, a los que el resto del año ni dirigimos el saludo, y sobre todo no olvidarnos de aquellos que no tienen la suerte que tenemos nosotros de no sufrir hambre ni frio e incitandonos a ser más solidarios, pero eso si, sin olvidarnos de pasar por El Corte Inglés a comprar los innumerables regalos que deberemos hacer durante el transcurso de la aclamada Navidad.
La Navidad empezó siendo una fiesta religiosa, por lo que yo no tengo porque celebrarla, ya que ni me creo el nacimiento del mesias ni la llegada de los Reyes Magos, y ha pasado a permanecer en la cultura de una sociedad tan poco religiosa como la nuestra por el simple hecho de que se trata de una fiesta consumista con la que mucha gente sale beneficiada economicamente, principalmente las grandes superficies.
Eso sí, afortunadametne en mi familia la tradición de hacerse estupidos regalos que la mayoria de las veces no tienen ningún sentido ni ninguna función, aparte de llenar las arcas de las grandes superficies, pasó a la historia hace muchos años, de esta manera uno no tiene que comerse la cabeza pensando que regalar, ni rascarse el bolsillo a finales de año cuando la cosa ya suele estar bastante mal.
Con esto solo me queda deciros que disfruteís de estas estupidas luces, de los supermercados decorados al más puro estilo yanki y de los monotonos villancicos que en breve oiremos salir de todos los escaparates de las tiendas, al fin y al cabo solo teneis un mes para disfrutar de un ambiente festivo que en realidad antes solo impregnaba una semana.
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