Continua una semana tranquila en la que la verdad no estoy haciendo nada relevante, o mejor sería decir, nada interesante que contaros, porque a decir verdad trabajar si estoy trabajando, pero no en nada que resulta interesante contar.
Estos dos últimos días he estado poniendo en marcha uno de los nuevos ordenadores de la oficina, algo que podeís pensar que es sencillo, y en realidad lo es, ya que el sistema operativo se instala en poco más de 30 minutos, pero lo complicado no es eso, si no volver a poner todos los programas que tenía el otro ordenador y sobre todo pasar todos los archivos, absolutamente todos, tanto las carpetas con archivos Word y Excel, como todos los demás datos, incluidos los emails recibidos desde el 2004 y la libreta de direcciones del Outlook. Un trabajo no demasiado complicado pero que a lo tonto lleva su tiempo.
Quitando esto que os he contado, lo único reseñable de esta semana es que me vuelvo a tocar, como ya ocurrió en junio, estar de encargado de Basuras y Botellas en la Sociedad, con lo cual todos los días toca madrugar para encargarse de este cometido.
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