Ya sé que es martes y debería continuar con los articulos de mi Viaje a Noruega, pero la verdad es que estoy de vacaciones y estoy un poco en plan vago, además es festivo y por lo general no suelo escribir los festivos, así que hoy, Día de Todos los Santos, me limitaré a escribir unas pocas lineas contando un poco por encima lo que fue mi experiencia en el Santiago Bernabeú, uno de esos campos miticos para los aficionados al fútbol.
Aprovechando que la semana pasada iba a estar unos cuantos días en Madrid, y que coincidía con una jornada de liga entre semana, decidí acudir al Santiago Bernabeú a disfrutar con un partido oficial del Real Madrid.
Tengo que decir que no era la primera vez que pisaba este campo, pero la verdad es que si no recuerdo mal, ya han pasado más de diez años, creo que fue en el 2000, cuando pisé por última vez el cesped del Bernabeú, y si, he dicho cesped, porque hasta este pasado miercoles, las dos o tres veces que había acudido al Santiago Bernabeú habían sido por motivos de trabajo, con lo que me había tocado patear las gradas, el cesped, incluso el pasillo de vestuarios, algo que seguramente pocos podrán decir que han hecho.
Así que saqué unas entradas por internet para mí y mi buen amigo Jorge, y allí nos presentamos el miercoles a las 22:00, a disfrutar de un interesante Real Madrid - Villarreal.
Y la verdad es que tuvimos suerte, porque como podeís apreciar, desde nuestras localidades del Fondo Sur se veía bastante bien el campo.
Era mi primer asistencia a este templo del fútbol como espectador, y la verdad es que no me puedo quejar, porque en los primeros quince o veinte minutos de partidos vimos tres goles del equipo local. Desgraciadamente el nivel del partido bajó bastante la segunda parte, pero bueno, en resumen puedo decir que dsifrutamos de un buen partido y de una experiencia muy agradable que recordaré bastante tiempo.
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