Articulo anterior: Viaje a China (17º Día - 3ª Parte)
Era nuestro segundo día en la ciudad de Hangzhou, y nos levantamos prontito, a eso de las 8:30 de la mañana. La noche había sido movidita, ya que el hecho de compartir habitación provoca tener que aguantar los despertadores y las llegadas intempestivas de los otros 4 compañeros de alojamiento.
Nos tomamos un desayuno en el albergue, tostadas con mantequilla, una tortilla de cebolla y pimientos verdes y un vaso de zumo, lo único que no había era café. Precio del desayuno: 20 yuanes cada uno.
Durante un rato estuvimos salseando en internet y descansando en las instalaciones del albergue, no es que no quisiesemos salir a la calle, si no que no paraba de llover y hacía un día como para no querer salir al exterior. Como ejemplo os dejo una foto del perro, el cual debió de pensar lo mismo que nosotros, y se quedo dormitando en el interior del Hall del albergue en lugar de en el jardín como hacía el resto de los días.
A eso de las 10:30 de la mañana paró la lluvía, no es que hiciese un día soleado pero parecía que por lo menos comenzaba a clarear un poco, asi que salimos y tomamos la calle de la izquierda (mal hecho, como ya vereís).
Durante un rato seguimos las indicaciones del mapa y las señales que había en la calle que amrcaban la dirección del centro historico de la ciudad, algo sumamente dificil ya que la mayoría de las señales estan escritan en chino.
Finalmente, despues de andar durante un buen rato y de dar unas cuantas vueltas, llegamos a lo que era el centro historico de la ciudad, el centro turistico y que había que visitar, la Calle Qinghefang. Una zona por la que habiamos pasado de largo el dia anterior y que se llegaba directamente sin dar tanta vuelta tomando la calle de la derecha nada más sañir del albergue.
Una de las cosas que nos llamó la atención era la cantidad de gente que se agolpaba a las puertas de esta pastelería, así que deducimos que los productos debían de ser interesantes, asi que decidimos probar.
Seve tuvo que pelear un poco con los clientes que se arremolinaban a las puertas de la pastelería, pero finalmente consiguió hacerse con algunos productos, aunque desgraciadamente se me olvidó a apuntar el precio.
No eran gran cosa, eran como una especie de tortas de harina algo empalagosas, pero bueno, para quitar el hambre a media mañana como que no estaban del todo mal.
Despues continuamos nuestra visita a la zona comercial, entrando incluso en alguna tienda, como en esta gran herboristería donde la gente parecía ahcer acopio de todo tipo de plantas y productos.
Poco a poco veíamos como los chinos iban sentandose en alguno de los muchos sitios de comida tipica que había por alli. Según habiamos leido una de las cosas tipicas de Hangzhou era la gastronomía, así que decidimos darnos un homenaje y buscar un buen restaurante donde poder comer alguno de sus platos tipicos.
La calle principal a la que he hecho referencia antes, la calle Qinghefang esta llena de restaurantes interesantes, así que nos costó decidirnos un poco, pero al final decidimos entrar en uno, que como muhcos otros, disponia de fotos con los diferentes platos, lo que seguramente nos facilitaría mucho las cosas a la hora de pedir.
De primero nos pedimos unos entrantes para picar, no sabiamos muy bien lo que era cada cosa, porque basicamente nos guiabamos por las imagenes, pero había que arriesgarse un poco, al fin y al cabo, para eso habiamo ido a China.
Poco a poco nos habiamos ido haciendo con el arte de comer con palillos, y aunque no es que fuesemos ningunos virtuosos en su manejo, hay que reconocer que poco a poco habiamos aprendido por lo menos a defendernos con estos curiosos artilugios con los que reconozco yo nunca me había lanzado a comer hasta que decidí viajar a China.
De segundo y plato fuerte nos pedimos un poco de pescado agridulce, no me pregunteís que pescado era, porque no tengo ni idea, pero según habiamos leido en las diferentes guías sobre la ciudad se trataba de uno de los platos tipicos que había que probar. Todo por supuesto acompañado de dos buenas cervezas. El coste total de la comida fue de 108 yuanes, menos de 13 euros la comida de los dos.
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