Articulo anterior: Viaje a China (18º Día - 2ª Parte)
Nuestro viaje estaba llegando a su fin, llevabamos ya diecinueve días recorriendo el pais asiatico, y a estas altura nos tocaba regresar a la ciudad en la que había empezado esta aventura, a Pekin.
Nos levantamos prontito, a eso de las 7:30 de la mañana, preparamos las maletas y preguntamos en recepción que opciones teniamos para acercarnos al aeropuerto.
Según me explicaron había dos opciones, la primera de ellas la más rapida (unos 45 minutos), pero a la vez la más cara (entre 100 y 120 yuanes) y consistía en cocger un TAXI hasta el aeropuerto. La segunda era algo más economica, coger un TAXI hasta la estación de aubuses de Wa Liamen (20 yuanes), y allí coger un autobus al aeropuerto (20 yuanes cada uno). La diferencia en tiempo era muy pequeña, unos quince o veinte minutos, y la diferencia de precio era de unos 60 yuanes, algo así como siete euros, asi que decidimos el método comodo, el TAXI directo.
Parecía la forma más rapida y comoda de llegar al aeropuerto, aunque os aseguro que fue más comlicado de lo que pensabamos. Paramos un primer taxi y le explicamos que queriamos ir al aeropuerto, Airport, pero el tipo no nos entendía, así que decidió desentenderse y dejarnos allí plantados. Paramos un segundo TAXI al que incluso llegamos a hacerle gestos de volar, pero nada, el tio tampoco nos entendía, así que tuve que sacar el diccionario, buscar la palabra en chino y al terce TAXI que paramos (8:20 de la mañana) enseñarle los dibujitos con los que se escribe la palabra aeropuerto en chino. Por fin habiamos conseguido un medio de transporte. Por cierto, el trayecto nos costo 95 yuanes, así que nos salió bastante bien.
Lo primero que hicimos al llegar al aeropuerto (9:00) fue localizar la ventanilla de nuestro vuelo y hacer el Chek-in, de esa manera ya estabamos liberados de nuestro equipaje, moemnto que aprovechamos para acercarnos a una de las cafeterias del aeropuerto a desayunar unos cafés y comernos las galletas que aún guardabamos y que nos habían dado en el viaje en tren.
Por una vez parecía que nuetro vuelo no sufría ningún tipo de retraso y saldría a nuestra hora, lo que nos permitió llegar como estaba esperado a las 14:40 a la capital de China, Beijing.
Ya nos conociamos más o menos el camino, habiamos estado allí hacia apenas tres semanas, así que nos fuimos directos al metro, al Airport Express (25 yuanes cada uno) y nos bajamos en Dongzhimen, allí cogimos el metro normal (2 yuanes cada uno), nos montamos en la linea 2 y nos fuimos hasta Jishuitan (4 paradas) donde nos bajamos e hicimos el trayecto a pie hasta el albergue que tantas veces habiamos repetido los primeros días que estuvimos en la ciudad.
Habiamos barajado la posibilidad de cambiar de albergue, por cambiar un poco, pero decidimos no arriesgar. Sabiamos que este era un albergue bien comunicado, limpio y bastante nuevo en el que habiamos pasado unos primeros ías muy agraables, asi que decidimos repetir. Las tres noches de albergue que ibamos a pasar nos costaban 684 yuanes, más los 36 yuanes de fianza que ya habiamos pagado al hacer la reserva, es decir, 720 yuanes, unos 90 euros los dos las tres noches, a 15 euros la noche cada uno. Más logicamente los 100 yuanes de fianza que nos devolverian al abandonar el albergue.
Una vez habiamos dejado el equipaje decidimos coger el metro otra vez para acercarnos a la zona comercial de Qianmen. Por cierto, de camino al metro pudimos contemplar una curiosa imagen, el hombre de la foto había parado su carromato en mitad de la calle y allí mismo se había puesto a vender una especie de patatas entre la gente que se acercaba a curiosear.
Estuvimos dando vueltas por la zona comercial de Qianmen, zona que habiamos visitado los primeros días, e incluso comenzamos a hacer algunas de nuestras compras. Se acercaba el momento de volver a casa, así que había que aprovechar estos últimos días para comprar todo aquello que nos interesase.
Eso si, tocaba regatear, así que era mejor ir practicando un poco ya que al dia siguiente nos dedicariamos unica y exclusivamente a ello. Yo comencé la tarea con unas camisetas con diferentes rotulos sobre China y Beijing, coemnzaron pidiendome 120 yuanes por una camiseta, ya a base de discutir y regatear acabé consiguiendo 4 camisetas por 100 yuanes (unos 12 euros). Entre otras cosas acabé comprando unos guantes por 30 yuanes, aunque me pedian 80 de salida, o tres relojes ROLEX y dos cinturones Armani por 100 yuanes todo el pack.
Como veís se pueden conseguir cosas muy baratas, aunque logicamente de dudosa calidad, pero para ello hay que pelear y regatear un rato, nadie se libra de ello, a no ser que querais pagar tres o cuatro veces más de lo que se puede pagar una vez se haya conseguido bajar el precio.
Entre una cosa y otra se nos había echado la noche encima, así que decidimos buscar algún restaurante donde cenar algo. Despues de las experiencias de los últims días en Hanghzou como que nos habiamos animado a entrar en restaurantes tipicos, así que decidimos arriesgarnos nuevamente.
Entramos en un restaurante que estaba en un primer piso, un restaurante en el que por la cara de los camareros que nos atendian no era muy frecuente tener como clientes a orientales como nosotros. Tanto los camareros como los demás clientes que había nos miraban con cara de extrañados, ¿Que harian allí dos elementos como nosotros?.
Cogimos la carta y ayudandonos por la fotos, ya que allí nadie hablaba inglés, pedimos unos cuantos platos. No teniamos muy claro que habiamos pedido, pero bueno, seguro que algo conseguiamos comer.
Había un poco de todo, algo de carne, un poco de verdura, etc, etc, así que más o menos conseguimos llenar el estomago con algunos platos tipicos de su gastronomía, aunque eso si, no me pregunteís que era porque de eso si que no tengo ni idea. La cena compuesta por tres platos de comida, y cuatro cervezas (dos cada uno), nos costó 114 yuanes, algo así como 13 o 14 euros.
Ya era tarde, así que decidimos irnos hacia el albergue, aunque eso sí, en el último momento decidí hacer mi última compra del día, tres gorros de Oso Panda, para mis sobrinas y una buena amiga, y un tipico sombrero ruso para mí, por hacer la tontería. Todo ello por 100 yuanes, aunque reconozco que ya estaba cansado y no regatee demasiado, seguramente se podía haber sacado por un precio menor.
Ya una vez en el albergue, partidita de billar y cervecita antes de dormir, cosa que hicimos a eso de las 23:30. Al día siguiente no habia grandes motivos para madrugar, pero queriamos levantarnos pronto para aprovechar el dia.
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