Como ya he dicho no recuerdo que edad tenía exactamente cuando acudí por primera vez al viejo campo de Atocha a presenciar un partido de la Real Sociedad en compañía de mi tío, y aunque tampoco recuerdo cual era el rival, si os puedo asegurar que hay ciertas imágenes y sensaciones que se me quedaron bien grabadas.
Y este fin de semana, más de veinte años después, me ha tocado a mí hacer el relevo generacional llevando a mi sobrina Irati al Estadio de Anoeta a presenciar su primer partido oficial del equipo de su ciudad, la Real Sociedad.
Podría recurrir a ese eslogan que tanta fuerza a cogido en los últimos años y que seguramente ya habréis escuchado en infinidad de ocasiones:
Billete de autobús: 1 euro
Entrada a fútbol: 20 euros
Compartir la ilusión de mi sobrina: no tiene precio
Entrada a fútbol: 20 euros
Compartir la ilusión de mi sobrina: no tiene precio
Pero la verdad es que estaría mintiendo por varios motivos, en primer lugar porque fuimos andando desde mi casa, a escasos 500 metros, ahorrándonos el autobús.
Y segundo, porque tampoco compré entradas, si no que recurrí a mis contactos para conseguir un par de invitaciones, pero en lo que desde luego no me equivoco ni miento es en la parte importante del eslogan:
Compartir la ilusión de mi sobrina: no tiene precio
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