Articulo anterior: Viaje a China (20º Día - 1ª Parte)
Como ya os dije ayer, después de ordenador un poco las primeras comprar del día en el albergue, y de comer algo en el Pizza Hut, volvimo al Silk Center a seguir con nuestras operaciones de regateo, algo en lo que ya nos estabamos volviendo unos autenticos expertos.
Seve decidió darse un masaje, pero que nadie piense mal, un masaje en los pies (190 yuanes), y mientrás tanto yo me quede dando vueltas por el centro comercial, ya que yo no soy mucho de masajes.
Pasamos la tarde regateando y comprando alguna cosilla más, algunos calzoncillos, alguna camiseta y poca cosa más, ya qe hay que reconocer que la compra grande es la que habiamos realizado a la mañana.
Y cuando la noche se nos había echado encima decidimos volver al albergue. Dejamos nuevamente las pocas cosas que habiamos comprado y decidimos pasarnos a cenar por el restaurante que habiamos visitado en nuestros primeros días de estancia en China.
Eso sí, de camino, y a escasos 30 o 40 metros del restaurante, paramos delante de una furgoneta en la que un hombre en plena calle vendía cazadoras de marca (Columbia, North Face, etc, etc) de dudoda procedencia.
A mi me gustaba una Columbia, pero Seve estaba empeñado en las North Face, que en ese momento no tenía, asi que despues de una curiosa conversación con él (ya que no tenía ni idea de inglés) conseguimos hacerle entender que nos ibamos a cenar antes de que cerrasen, y que despues volveriamos para ver si habia conseguido traer las North Face, ya que según nos explicó podía traerlas de algún otro sitio.
La otra vez habiamos cenado en la parte de abajo del restaurante, la parte economica y un poco de batalla, pero esta vez decidimos subir al piso de arriba, a la zona de restaurante más elegante, y comernos algunos platos más trabajados.
Era ya algo tarde, y estaban practicamente cerrando, pero como es habitual en los chinos, cortesmente nos dijeron que nos atenderian.
Decidimos pedir un par de entrantes frios, que por cierto, uno de ellos picaba de lo lindo, y como plato fuerte un pescado al horno que tengo que reconocer estaba bastante bueno.
Las camareras no hablaban inglés, asi que con nosotros estuvo casi todo el rato la que parecía la encargada, la misma que hacía dos semanas me había ayudado a hacer el pedido en la parte de abajo del restaurante, y la que entonces yo le pedí una foto, esta que os dejo aquí:
Poco a poco la gente había ido abandonando el local, y quitando una mesa con dos comensales que quedaba al fondo, eramos ya nosotros los unicos que quedabamos comiendo en el restaurante.
Como si fuesemos unos bichos raros, aunque la verdad es que en aquel restaurante tenían pinta de no recibir demasiadas visitas de turistas occidentales, se sentaron las camareras en la mesa de alado nuestro a ver como nos comportabamos y como cenabamos, supongo que a la espera de que terminasemos para poder recoger y terminar su jornada.
Y fue entonces cuando se produjo una de las escenas o anecdotas más curiosas de nuestro viaje y que yo por lo menos con más cariño recuerdo.
La encargada comenzó a hablar en chino con una de las camareras, me apuntaba con el dedo y paecía hablar sobre mí, lo que me hizo pensar o intuir que se acordaba de que hacía dos o tres semanas yo me había hecho una foto con ella. La camarera que estaba aldo de ella parecía avergonzarse mientrás la encargada le pegaba pequeños empujoncitos. Ella se dió cuenta de que yo las observaba, sobre todo porque Seve se había ido al baño y estaba yo solo en la mesa y sin otra cosa en la que fijarme, así que me explico con su escaso inglés que le estaba contando que yo me habia hecho una foto con ella hacia unos días.
Rapidamente entendí que lo que la encargada pretendía dandole empujoncitos a la camarera es que me pidiese que nos sacasemos una foto, así que yo mismo se lo pregunte, ¿Quieres sacarte una foto conmigo?, la chica pareció quedar encantada con la posibilidad, asi que en cuanto volvió Seve del baño nos hicimos la foto:
Y entonces empezo a liarse buena, comenzaron a salir de la cocina algunas de las camareras que ya habían terminado su trabajo y que ya sabían puesto su ropa de calle, e incluso salió alguno de los cocineros, todos querían fotografiarse con nosotros.
No sé si es que eramos muy feos o simplemente muy raros para ellos, pero lo que estaba claro es que eramos una autentica atracción poco habitual en aquel local, aunque lo curioso de todo ello es que les encantaba hacerse fotos con nosotros, pero con nuestras cámaras, ya que ellos no tenían, con lo que ese supuesto recuerdo era para nosotros, y no para ellos.
Os aseguro que fueron unos momentos muy divertidos y que yo como ya os he dicho recuerdo con especial cariño. Dudo mucho que en mi vida vuelva a repetirse una situación tan curiosa como esta, en la que todos los trabajadores, o por lo menos gran parte de ellos, de un restaurante, quieran fotografiarse conmigo.
Así que después de estos curiosos momentos y de echar unas cuantas risas, decidimos pagar (166 yuanes, unos 19 o 20 euros) y salimos del restaurante en dirección a la furgoneta de las cazadoras.
Nos habiamos alargado más de lo previsto, pero el hombre allí seguía esperandonos, y con las North Face preparadas.
Durante un rato estuvimos allí probandonos las cazadoras y regateando un poco el precio, hasta que al final conseguimos sacarle las tres cazadoras por 575 yuanes, un muy buen precio que habiamos conseguido seguramente al comprar tres cazadoras de golpe.
Como referencia os diré que la Columbia que yo me compré me costo 135 yuanes, lo que viene a ser algo así como 15 euros.
Entre una cosa y otra eran ya las 12 de la noche, asi que decidimos irnos al albergue a descansar, que ya era hora.
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