Articulo anterior: Viaje a China (21º Día - 1ª Parte) - Beijing
Habiamos entrado en lo que eran nuestras últimas horas en tierras chinas, así que nos dedicamos a ordenar el equipaje y dar una pequeña vuelta por los alrededores del albergue a modo de despedida.
Practicamente teniamos toda la tarde por delante, pero es en esos momentos, cuando tan solo quedan unas pocas horas para comenzar el viaje de regreso cuando a uno le pega el bajón. Habían sido veintiun días de continuo movimiento, cogiendo aviones, trenes, autobuses, etc, etc, y logicamente el cansancio empezaba a notarse.
Así que como os digo nos limatamos a dar unas vueltas por las calles cercanas al albergue curioseando un poco en alguna tienda, pero sin ningún objetivo en mente.
A eso de las 19:30 regresamos al albergue, curioseamos un poco en la red dando respuesta a los últimos emails recibidos, y a las 20:15 abandonamos el hotel, momento en el que nos devolvieron los cien yuanes que habiamos puesto de fianza.
Sabiamos desde el principio que ese día no ibamos a aprovechar la noche de albergue, pero teniendo en cuenta lo que costaba habiamos preferido mantener la habitación ese día en lugar de abandonar la habitación a las 12 del mediodía, de esa manera teniamos un sitio donde descansar, donde dejar las maletas e incluso ducharnos antes de salir de viaje para partir frescos y aseados.
Cogimos el metro hasta Dongzhimen (2 yuanes cada uno) y de alli el Airport Express (25 yuanes cada uno) hasta la Terminal 2 del Aeropuerto. Todo el viaje nos llevo aproximadamente una hora, así que a las 21:15 ya estabamos en el aeropuerto, que por cierto, se encontraba practicamente vacio, ya que a pesar de ser un aeropuerto internacional, solo contaba con seis vuelos en toda la noche, lo que demuestra que los chinos no se mueven mucho hacia le exterior.
Pasar el control policial para embarcar no fue tarea facil, por lo menos en mi caso. Resulta que en uno de los controles en el aeropuerto de Hong Kong, los policias, sin querer (o eso quiero creer) habian roto mi pasaporte, despegandose las tapas del resto de las páginas. En los vuelos internos que habiamos realizado no me habian puesto ninguna pega, pero claro, porque eran vuelos internos, pero en este caso, al intentar salir del país, la Policia China me decía que aquel documento estaba roto y que no era valido.
Os aseguro que fueron momentos de tensión, sobre todo al ser bastante dificil entenderse con cuatro chinos de uniforme que justo, justo, chapurreaban un poco de inglés.
Finalmente conseguí que se llevasen el pasaporte a un control especial, que lo validasen y que me permitiesen pasar la aduana, pero os vuelvo a repetir que fueron momentos de tensión en los que en algún momento temí que me quedaría en tierra a la espera de que la embajada solucionase el problema.
Finalmente subimos al avión a la una y media de la madrugada, y tras once horas de vuelo llegabamos a Bruselas a las 5:45 de la mañana, con el consiguiente cansancio en el cuerpo.
Nos tocaba esperar cinco horas en Bruselas hasta que el avión que nos llevase finalmente a Bilbao. A simple vista cinco horas pueden parecer pocas horas, pero cuando uno lleva casi doce horas de avión encima, y casi 18 horas de viaje encima, como que cinco horas se hacen eternas.
Pero bueno, finalmente, tras las poco más de tres horas de vuelo entre Bruselas y Bilbao, haciamos pie en lo que ya podiamos considerar el final de nuestro viaje.
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