La película nos cuenta la historia de Connor Mead, un fotógrafo de famosos que adora su libertad, la diversión y las mujeres.Soltero empedernido, con una estricta política de no tener ninguna atadura, no lo piensa dos veces a la hora de terminar las relaciones que tiene con varias mujeres a la vez a través de una llamada en conferencia, al tiempo que va preparando su estrategia para su próxima cita.
Paul, el hermano de Connor, es más bien el tipo romántico. De hecho, tiene planes de boda. Desafortunadamente, la noche antes del gran evento, Connor y su actitud sarcástica ante el romance sirvió para desanimar totalmente a Paul, los preparativos de la fiesta y a otros muchos amigos, incluyendo a Jenny, amiga de la infancia de Connor y quien siempre ha permanecido inmune a su considerable encanto.
Justamente cuando todo parece indicar que Connor va a lograr por sí solo arruinar la boda, recibe una llamada de aviso del fantasma de su tío Wayne, legendario playboy amante de las fiestas y de las mujeres, cuyas proezas han servido de ejemplo para Connor. El tío Wayne trae un mensaje urgente para su pupilo, un mensaje que le entrega a través de los fantasmas de todas las novias que Connor ha dejado plantadas, del presente, pasado y futuro, y que lo llevarán a través de una reveladora y desternillante odisea por una larga cadena de relaciones fallidas.
Como os podeís imaginar no se trata de una gran película que yo recomendaría ver a nadie, y menos en el cine, pero si es verdad que yo he pasado un buen rato entretenido tirado en mi sofá viendo las alocadas peripecias de este personaje.
Sin más, película comercial pasable que puede ser una buena opción una tarde de sábado ahora que el mal tiempo y la nieve se nos echan encima.
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