En el articulo de hoy intentaré resumiros brevemente lo que ha sido un fin de semana cargado de reuniones familiares y sociales que no es que hayan sido la mejor medicina para mi estomago, el cual decidió levantarse el sábado un poco revuelto.
Como os digo el sábado me levanté bastante pronto con cierto malestar estomacal. La noche anterior cené en casa un simple sándwich de jamón y queso, así que a primera vista quedaba descartado cualquier alimento en mal estado, pero lo cierto era que mi estomago no estaba en sus mejores condiciones, lo que hizo incluso pensarme varias veces el si acudir o no a la comida prevista con algunos miembros de la cuadrilla en la localidad de Andoain.
Al final, por no hacer el feo, decidí acudir a la comida aunque con clara intención de cuidar bien lo que ingería. Nos juntamos unos cuantos (Asier, Montse, Eneko, Laia, Oskar, Nora, Julen, Ane, Javi, Juanjo y Yo) en un restaurante moderno que yo no conocía, situado junto al rió a la altura del polideportivo. Y aunque en un principio había ido con la idea de cuidar bien lo que comía, hay que reconocer que los fritos, la carne y la sidra que metí en mi estomago no era lo mejor para cuidar un estomago castigado, pero bueno, es lo que tienen al final estas comidas.
Después de pasar un rato sentados en la terraza tomando un café decidimos volvernos a Eguia, lugar donde Asier y Yo decidimos ver el partido dela Real Sociedad.
Según estaba planeado el dia no terminaba hay, un sábado social como ese culminaba con una cena en algún sitio, así que Juanjo decidió reservar para cenar en el Restaurante Mikalea de Astigarraga, un restaurante curioso por lo antiguo y descuidado de su estado.
No es que cenasemos gran cosa, unas ensaladas, alguno sopa de pescado, unas tortillas de bacalao, para rematar unas chuletas, y de postre queso y membrillo como manda la tradición, todo ello aderezado de unas cuantas botellas de sidra, pero tengo que reconocer que aunque el sitio no era gran cosa visualmente hablando, a mi personalmente la cena me pareció que estaba bastante bien y a un precio bastante asequible.
Tras esta copiosa cena nos escapamos a un bar tranquilo a tomar una copa, aunque yo de esto si que me abstuve, y a una hora bastante prudencial, y con el estomago ya bastante perjudicado en mi caso, decidimos retirarnos a casa.
El problema es que el fin de semana no terminaba aquí. Llegaba el domingo, día en que yo tenía otra reunión familiar para celebrar el Día de la Madre, con la cosiguiente comilona en otro restaurante, en este caso en el Restaurante Kaskazuri de San Sebastian.
Afortunadamente se trata de un restaurante con platos suaves, así que pude comer cosas más ligeras que el dia anterior que no afectasen tanto a mi maltrecho estomago.
Pero hay que reconocer que ha sido un fin de semana cargado de comidas, cenas y poteos que desde luego no han sido el mejor remedio para mi estomago, que por algún motivo desconocido decidió levantarse este sábado un poco malhumorado.
Por tanto ahora tocar en la semana que empezamos cuidar bien la alimentación para permitir a mi estomago recuperarse de todos los excesos cometidos el fin de semana.
P.D. : Siento no haber podido colgar fotos de las diferentes reuniones, cosa que me hubiese gustado, pero el sábado con las prisas me olvidé la cámara en casa, y el domingo por error me llevé en la cazadora la cámara que estaba descargada dejando encima de la mesa del ordenador la cámara que tenia la batería recién cargada.
Menos mal que mi Tio Iñaki ha estado atento y me ha enviado hace unos minutos alguna foto más:
Mi abuelo en un lado, y en primer termino mi primo Wilson y mi sobrina Irati.
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