Articulo anterior: Viaje a China (8º Día - 2ª Parte)
Como recordareis nos habíamos quedado admirando la estampa del Bump de Shanghai, y había dejado pendiente una pequeña anécdota que contaros.
Yo estaba preparando mi cámara para hacer una foto cuando una chica se me acercó y comenzó a hablarme rapidamente en inglés toda ilusionada. Yo no entendía muy bien lo que me decía, mi inglés no es ninguna maravilla, y encontrarme así de golpe a alguien que te comienza a hablar a toda prisa, pues como que me pilló por sorpresa, pero bueno, al final acabé entendiendole y pude reconocerla, era la chica canadiense que nos habíamos encontrado en el tren que nos había llevado de Bejing a Xi'an.
Desde luego fue curioso, con lo grande que es China ir a encontrarnos varios días después allí, en Shanghai, asi que nada charlamos unos minutos sobre lo que habíamos visitado y cuales eran nuestros próximos destinos y aprovechamos para que nos hiciese una foto a los dos juntos, aunque el resultado ciertamente no fue ninguna maravilla, como podeís ver en la imagen.
Después continuamos nuestra visita por el paseo hasta llegar a un curioso puente metálico adornado con una iluminación que lo hacía ir cambiando de color.
Un puente que parece ser un elemento bastante recurrido por los fotógrafos de la zona, porque en pocos metros pudimos encontrarnos con varios profesionales haciendo diferentes fotos, eso si, lo que no tengo claro es si los fotografiados son recién casados o simplemente modelos posando.
Y aprovechando que estábamos cámara en mano, que el entorno era propicio y que por allí pasaban algunas chicas guapas, Seve decidió tambien fotografiarse en el puente:
Una vez habíamos visitado la zona decidimos retroceder por donde habíamos llegado y acercarnos a un McDonalds a reponer algo de fuerzas. Dos menus 49 yuanes, algo así como seis euros cada uno.
Nos cogimos el metro (otros 3 yuanes por cabeza) y nos volvimos de regreso al albergue, ya era hora de descansar un rato.
Eso si, una vez en el albergue decidimos pasarnos por la zona común del mismo. Allí había gente leyendo, viendo la tele, navegando con sus portátiles, etc, etc. Una zona agradable y tranquila donde poder tomar una cerveza (10 yuanes cada una) tomando nuestras correspondientes anotaciones sobre lo acontecido en el día.
Mientras Seve apuntaba sus cosas yo aproveché para navegar un rato en internet, aunque la cosa no era fácil, tan solo había dos ordenadores y estaban bastante solicitados, así que había que estar atento para pillar alguno libre:
Para después pasar a jugar un rato al billar que habéis visto en una de las fotos anteriores, momento en el que comenzó otra curiosa anécdota que seguramente recordaremos mucho tiempo sobre nuestra estancia en Shanghai.
Mientras Seve y yo jugábamos al billar se nos acercó un joven chileno, bastante calladito, para jugar con nosotros. Según nos contó estaba allí de pasó, el iba hacía Manila, donde iba a realizar algún curso, pero debía pasar alguna noche allí para esperar su vuelo.
Hasta aquí todo normal, pero minutos después a la conversación se unió Tomas, un argentino que estaba estudiando chino en Nanjing, un personaje bastante curioso con el que Seve y yo pudimos reírnos un buen rato. Nos tomamos unas cuantas cervecitas y echamos unas risas con sus comentarios, algunos de los cuales han quedado grabados en nuestra memoria para siempre:
"Tú para ligar con las chinas tienes que decir que eres americano, eso les encanta, luego les dices que eres de Florida y así se explican porque no hablas nada de inglés".
"No hay más que ver lo que ponen en la tele, estos chinos se entretienen con un mono".
"A estos les pones cristales machacados con mantequilla y se lo comen".
Y después de oír semejantes perlas, y de reírnos un rato, a eso de la una de la madrugada, decidimos irnos a dormir para levantarnos pronto al dia siguiente y poder aprovechar el día.
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