6 de Diciembre del 2008
Este articulo es continuación de Viaje a Australia - 21º Día
En el último articulo sobre mi viaje a Australia os comentaba como habíamos estado visitando la ciudad de Sidney, y terminaba la crónica del día comentando como nos habíamos ido a descansar algo tarde después de visitar la zona del puerto por la noche.
Nos levantamos a eso de las 9:00 de la mañana, poco a poco el cansancio se iba notando, por eso que aquel día no madrugásemos tanto como lo habíamos hecho el resto de jornadas de nuestro viaje.
Cogimos el autobús allí alado del albergue (1,5 $ AUS por persona) y nos acercamos a la zona del centro de la ciudad. Desayunamos tranquilamente en el Darling Harbour, la zona del puerto, y nos montamos en el mono-rail, un pequeño tren que veis en la foto y que hace un breve recorrido circular por la zona céntrica de la ciudad. No es que sea gran cosa, pero por sus 4,8 $ AUS que cuesta te permite darte un paseo por todo el centro sin cansarte.
Una vez habíamos visitado el centro de la ciudad montados en el mono-rail continuamos nuestra visita por el centro a pie en dirección a Australian Museum.
La entrada al Museo (el edificio marrón claro de la derecha de la foto) costaba 12 $ AUS por cabeza, y en él había una exposición en el que se podían ver dinosaurios reconstruidos a partir de fósiles encontrados por la geografía australiana, así como otro tipo de animales comunes en el país debidamente disecados.
La verdad es que se trataba de una exposición interesante en la que pudimos ver todo tipo de insectos, serpientes y animales curiosos que de otra manera nunca hubiésemos podido contemplar.
Como esta reproducción a escala de un animal extinguido hace ya algunos millones de años y del cual se me olvido apuntar el nombre.
Una vez terminamos nuestra visita al museo continuamos nuestro paseo por la zona del Botanic Garden, un enorme parque que hay en el centro de la ciudad en el que en esos precisos momentos se celebraba un multitudinario festival musical.
De todas formas, lo que más llamaba la atención era levantar la cabeza en pleno parque y fijarse en los arboles que lo cubrían.
Quizás a simple vista no sea muy llamativo, pero si os fijáis bien os daréis cuenta que de los arboles colgaban una especie de enormes murciélagos, denominados Zorros Voladores de Cabeza Gris, y cuando os digo que os fijéis bien no me refiero a que cueste verlos porque hay pocos, si no todo lo contrario, era una autentica plaga, por ello que se disimula y parece que son ramas de los arboles.
En esta foto se los puede apreciar con más detalle, aunque en la otra queda más claro como eran miles los que colgaban de las ramas de los arboles.
De allí nos dirigimos a la zona del puerto, y tras hacer una visita a un pequeño mercado en el que fichamos algunos de los recuerdos y objetos que finalmente compraríamos la mañana siguiente decidimos escaparnos a un restaurante alemán a pegarnos un buen homenaje a modo de despedida de la ciudad de Sidney.
De todas formas no fue tarea fácil conseguir sentarnos en la mesa. Para cuando llegamos al restaurante eran poco más de las tres de la tarde, para nosotros una hora quizás algo tardia para sentarse a comer, pero dentro de lo que puede llamarse normal, en cambio para ellos era ya muy tarde. No había problemas con la cocina, estaba abierta, el único problema es que tenían todo el restaurante reservado para las cenas, y la gente llegaba a cenar a eso de las 17:00.
Sorprendente pero cierto, así que nos dejaron sentarnos a comer asegurando que nos levantariamos antes de esa hora para que les diese tiempo a preparar de nuevo la mesa para la gente que la tenía reservada.
La verdad es que la comilona fue copiosa, carne, pasta y como veis unas buenas jarras de cerveza de las que no dejamos ni una gota. Precio final de todo el festín, 213 $ AUS.
De allí nos fuimos dando un paseo para bajar la comida a la zona del puerto donde llamaba la atención este curioso personaje. Se trataba de una especie de estatua que habían colocado los universitarios que celebraban el final del curso escolar coincidiendo con la llegada del verano.
Por cierto, si os fijáis en mi frente os daréis cuenta que seguíamos soportando a las molestas moscas, aunque a estas alturas prácticamente nos habíamos acostumbrado.
Y tras una vuelta por la zona del Darling Harbour en la que pudimos apreciar como la gente se amontonaba delante de los diferentes embarcaderos con la intención de subir a alguna de las muchas embarcaciones que celebraban cenas en el mar nos fuimos dando un paseo hasta el albergue.
Y aunque parezca mentira hasta última hora tuvimos que sufrir los problemas de las costumbres horarias del país. Entre una cosa y otra llegamos al albergue a eso de las 21:30 de la noche. No es que tuviésemos mucha hambre después de la comilona que nos habíamos pegado, pero con la intención de aprovechar la comida que nos quedaba en las maletas decidimos cenar en el albergue. Pero nos encontramos con que de 21:15 a 22:15 la cocina se encontraba cerrada para efectuar su limpieza, y por tanto, una vez pasada esta hora y limpiada no podía volverse a utilizar hasta la mañana siguiente.
Luisma y Yo decidimos irnos a dormir, pero Edu y Seve decidieron tomarse la última cerveza nocturna en el país, de todas formas, tampoco pudieron hacer demasiado ya que se encontraron con que a las 23:00 los bares dejaban de servir.
2 comentarios:
Buenas¡ no me acordaba de los zorros voladores, que bicharracos....
La comilona que nos metimos fue estupenda.
Que pena que se este acabando, lo he seguido todo y algunas veces lo vuelvo a ver, para recordar que australia merece la pena y ademas con esa gran amistad que hicimos.saludos
Pues si Seve, desgraciadamente la crónica va llegando a su fin, pero siempre nos quedaran esos momentos vividos.
¡Tenemos que organizar una cena para rememorar esos tiempos!!!
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