El sábado se casaba mi buen amigo Ivan, era una ceremonia sencilla y celebración privada con la familia, pero algunos amigos decidieron organizar una comida pararela a la que no quedó más remedio que unirme.
Las cosas como son, lo pasamos bien, pero entre cerveza y cerveza, bocadillo y cena, para cuando quise darme cuenta eran ya las doce de la noche, y eso que habiamos empezado a las 13:00, así que de descansar precisamente no podemos hablar mucho el sábado.
Llegaba el domingo, y aunque fue un día algo más tranquilo, tampoco se puede decir que fuese un día de esos caseros, ya que me tocó salir de casa desde bien temprano, aperitivo por el barrio, comida en casa de la ama, y sobremesa con algunos amigos. Total, que para cuando llegué a casa ya se había pasado practicamente la tarde.
Para encima rematarlo a las 19:00 con una penosa carrera de Formula 1 que ni si quiera terminé de ver por los innumerables parones producidos por la lluvia.
Así que como veís un fin de semana de esos en los que todos los planes que yo me había hecho el viernes no sirvieron para nada.
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