Teníamos por delante una eliminatoria muy complicada contra uno de los mejores equipos del momento, el Sevilla, pero como ya dije ayer mismo, lo último que había que perder era la ilusión y la esperanza, así que yo me armé de valor, de ilusión y de coraje y me puse a ver ese partido en el que tanto nos jugábamos:
¡Quien lo iba a decir!, ni el más bilbaino del centro hubiese dicho que al descanso íbamos a llegar con un 3-0 a favor, un resultado escandaloso a nuestro favor que parecía realmente imposible minutos antes de empezar el partido.
Afortunadamente, 23 años después de esa final que perdimos ante el Atletico Madrid, llegabamos de nuevo ante una final de este prestigioso, aunque últimamente poco codiciado y reconocido, titulo que es la Copa del Rey.
Os puedo asegurar que este partido ha sido uno de los últimos partidos en los que he vivido la emoción y la tensión en lo más hondo de mi corazón.
Por primera vez en mucho tiempo consigo disfrutar con los logros del que es desde hace ya muchos años mi equipo :
¡Aupa Athletic!
Eso sí, seguramente lo vamos a tener difícil ante el Barcelona, equivoco que seguramente ganará la otra semifinal ante el Mallorca, aunque a las horas a las que escribo este articulo (las 22:35 de la noche) esta todo por decidir.
1 comentario:
Buenas ignigo, enhorabuena y suerte, que la vais a necesitar contra los catalanes. saludos
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