4 de Diciembre del 2008
Este articulo es continuación de Viaje a Australia - 19º Día (2ª Parte)
Poco a poco nuestro viaje iba llegando a su fin, y en concreto esta jornada daríamos como finalizada otra de nuestras etapas del viaje, la del recorrido por la costa en auto caravana, ya que ese día, el 4 de Diciembre, era el día que teníamos marcado para devolver la caravana en la ciudad de Brisbane, a 350 kilómetros de donde nos encontrábamos actualmente.
Nos levantamos a las 7:00 de la mañana y más o menos a las 8:00 abandonábamos el camping de Hervey Bay con la idea de llegar lo antes posible a la ciudad de Brisbane.
En Maryborough tomábamos la A1, aunque a eso de las 10:30 de la mañana, a la altura de Gympie, entrabamos por fin en la Motorway, la M-1, que nos llevaría directamente a Brisbane.
Lo bueno de las Motorways es que se trata de carreteras de doble carril, con arcén y separación entre direcciones, es decir, una especie de autopista o autovía tal y como nosotros las conocemos, lo que te permite viajar con mayor seguridad y a mayor velocidad que el resto de carreteras que tiene este país.
A las 11:15 de la mañana aproximadamente tomábamos el desvió a Caboolture con la idea de visitar el Historical Village que hay en esta localidad. A estas alturas nos encontrábamos a tan solo 50 kilómetros de Brisbane.
Se trata de una especie de pueblo-museo que mantiene algunos edificios de la Australia antigua y que nos permitió ver y contemplar como el pais ha evolucionado a lo largo de los años, no es que sea gran cosa, pero por los 10 $ AUS que cuesta la entrada es una buena opción para pasar el rato y ver algunos artilugios de època.
A las 14:00 llegabamos por fin a nuestro destino, Brisbane, y entre encontrar las oficinas de Britz y hacer el papeleo de devolución de la furgoneta nos daban las 15:00.
Una vez resueltos todos estos tramites administrativos nos acercábamos paseando (15 minutos de caminata) a la parada del CityCat, una especie de autobús urbano que hace su recorrido por el río Brisbane que atraviesa la ciudad y que va parando en diferentes paradas repartidas por todo el recorrido. Montarse en esta especie de bus acuático cuesta 2,75 $ AUS por persona y lo bueno que tiene es que es bastante rápido al no haber ningún tipo de atascos de tráfico o semáforos que ralenticen la marcha de este medio de transporte.
Teníamos hecha reserva en el Brisbane Central Base, un albergue situado en el centro de la ciudad, en el que nos costó 72 $ AUS la habitación para cuatro (una noche), así que una vez instalados salimos a pasear un poco por el centro.
Este albergue que veis en la foto no es que sea gran cosa, pero es limpio, esta bien situado y como os he dicho es bastante económico, así que es una buena opción si tenéis intención de alojaros en la ciudad.
No tiene piscina pero si dispone de cocina comunitaria, como todos los anteriores en los que nos habíamos estado alojando.
Nos dimos una vuelta por los parques y las calles de la ciudad, y para ser sinceros tengo que decir que los cuatro quedamos bastante impresionados con la belleza de esta ciudad que es una de las más importantes de la costa Este del país.
Se trata de la capital del estado de Queensland y es la tercera ciudad más grande del país con una población estimada de 2 millones de habitantes aproximadamente.
Por cierto, como veis en la foto, durante este paseo al atardecer por la ciudad, el amigo Seve volvió a utilizar sus influencias y nos llevó de visita a una de las comisarias de la zona.
Sin más, otra anécdota curiosa más de nuestro viaje, aunque me gustaría destacar la amabilidad de los dos agentes que nos atendieron que no tuvieron reparo en permitirnos la entrada a la comisaria sin conocernos de nada.
A la noche decidimos bajar un rato a un bar que había justo debajo del albergue en el que además la entrada estaba controlada y únicamente se permitía el acceso a los huéspedes del mismo, así que como os podeís imaginar casi todos los que allí estábamos eramos extranjeros y todos más o menos gente joven. Como dato deciros que la pinta de cerveza estaba a 5 $ AUS.
La verdad es que el ambiente era bastante agradable, asi que entre cerveza y cerveza se nos fue haciendo un poco tarde, hasta que finalmente decidimos subirnos a la habitación a descansar un poco. Al día siguiente queriamos madrugar para aprovechar la mañana antes de coger el avión que nos llevaría a Sidney.
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