domingo, noviembre 22, 2009

Una Tarde en el Cine


No es la primera vez, y posiblemente no sea la última, que doy mi opinión sobre lo que es acudir a una sala de cine, pero es que después de la experiencia vivida este viernes no he querido dejar pasar la oportunidad de relatarla en el blog para haceros a todos participes de ella.

Ya os he solido comentar que yo no soy muy partidario de acudir al cine, me gusta más ver las películas tranquilamente en mi casa sin que nadie me moleste o interrumpa, pero bueno, dado que este viernes por la tarde no tenía nada que hacer y que en cartelera tenemos una película de la que os hablé recientemente, "2012", que por sus efectos visuales merece la pena ver en pantalla grande, me armé de valor y me escapé a los Cines La Bretxa, en pleno centro de San Sebastian, a disfrutar del film.

Me suele gustar ir a las primeras sesiones de la tarde, a eso de las 15:30 o 16:00 horas, por dos razones, la primera es que no suele haber mucha gente en esas sesiones, sobre todo en días laborables, por lo cual hay menos riesgo de que te molesten en la sala, y segundo porque me parece una de las mejores horas para ver una película, ya más tarde como que me empieza a entrar el sueño.

La película comenzaba a las 16:00, así que a las 15:45 estaba en la cola del cine. Mi primera impresión al llegar al cine fue que iba a sufrir en la película, demasiada niña quinceañera con ganas de comentar la peli con sus amigas en la cola, pero enseguida me dí cuenta que a la misma hora pero en otra sala proyectaban "Luna Nueva", un film que esta causando estragos entre el publico adolescente, especialmente entre el publico femenino, por lo cual estaba claro que me libraría de esos molestos espectadores con ganas de cuchichear.

Saqué mi entrada y pagué los reglamentarios 7 euros, todo un robo a mi parecer teniendo en cuenta que hace poco más de una semana me compré la edición especial coleccionista en DVD con dos discos de "10.000" y de "Sweeney Todd", y os aseguro que no pague ese precio por ninguna de ellas, pero bueno, es lo que hay y no queda más remedio que pagar si uno quiere entrar al cine.

La ventaja de acudir a esa hora como os he comentado es que no hay prácticamente nadie en la sala, con lo cual uno puede elegir el mejor sitio para ver la película, eso sí, es importante tener en cuenta siempre la Ley de Murphy, ¿y porque digo esto?, pues muy sencillo, porque al entrar en la sala 5 de estos cines, sala en la que se proyectaba la peli que yo había ido a ver, no había más que tres personas en la sala, así que elegí el mejor sitio disponible que había, centrado y no muy cerca de la pantalla, siendo el cuarto ocupante de una sala con un aforo para 130 personas.
Pero fue entonces cuando se cumplió la famosa Ley de Murphy, tan solo unos minutos después entró una pareja, la cual, teniendo prácticamente toda la sala vacía decidió sentarse en las dos butacas que quedaban justamente delante mio, ¡Que suerte la mía!.

Pasaron unos pocos minutos, se apagó la luz y comenzaron a proyectarse los anuncios y trailers de las películas que llegaran los próximos meses. La puerta de la sala continuaba abierta, con lo cual seguía escuchándose el molesto ruido de la maquina de palomitas de la tienda de caramelos y chucherias que había justo en la entrada de la sala, sin olvidarnos de las risas y grititos de la gente que esperaba su turno para hacerse con algún producto. Además la cortina de la entrada seguía recogida, con lo cual entraba toda la luz de la parte exterior de la sala.

Supuse que sería durante los anuncios, pero que al empezar la proyección de la película algún empleado se encargaría de cerrar la puerta y correr la cortina, pero supuse mal. La película comenzó y nadie hacía el mínimo gesto de solucionar aquellas molestas condiciones, con lo cual no me quedó más remedio que levantarme, cerrar la puerta y correr la cortina, momento que aproveché para desplazarme un par de butacas para que no me molestase la cabeza de la persona que había decidido aún teniendo toda la sala prácticamente vacía sentarse justo delante mio.

No habían pasado ni dos minutos de película cuando un hombre entró en la sala, cosa que me parece no debería estar permitida, como ocurre en los toros, pero es que además tuvo la mala educación de dejar la puerta abierta de par en par y la cortina completamente arrinconada, con lo cual volvíamos a estar como hace unos minutos, todo el ruido y la luz del exterior de la sala envolvían el ambiente.

Afortunadamente otro hombre que estaba sentado junto a la puerta se percató de ello y se levantó a solucionarlo, pero es que no pasaron ni dos minutos cuando volvió a repetirse la escena, siendo yo esta vez el que volvió a levantarse por segunda y última vez.
La cosa podría quedar ahí, pero por desgracia no es así, durante las casi dos horas que duró la película tuve que aguantar en más de una ocasión los ruidos, risas y gritos que procedían de la tienda exterior, a lo que hay que sumar que llegaron a sonar los teléfonos moviles de dos personas durante la película, un número alto si tenemos en cuenta que en la sala no estábamos ni 12 espectadores.

¿Y todo esto pagando siete euros?, de verdad que es después de tardes como esta cuando más deseo que alguien me diga que ir al cine es mucho mejor que ver una película en casa.

No sé cual será vuestra opinión, pero sigo manteniendo que mientrás se permita a la gente entrar con la película empezada, comer y beber en las salas de cine, y sobre todo mantener los móviles encendidos, no habrá manera de ver una película en condiciones.

2 comentarios:

El rincón de Chiriveque dijo...

Ya me han dicho, Ignigo, que esa peli no vale mucho. Bueno, espero que la próxima te guste más. Un abrazo.

Ignigo dijo...

La Verdad es que la peli en sí no esta mal, es más o menos lo que me esperaba, el problema fue las condiciones en las que termine viéndola.