martes, marzo 18, 2008

Viaje a USA (11º Día)

21 de Junio del 2004

Aquel día nos levantamos también prontito como de costumbre, a eso de las 7 de la mañana. Nos duchamos, desayunamos un poco en el Motel y yo aproveché para inmortalizar el momento y guardarme un recuerdo del lugar donde habíamos dormido, típico Motel de carreteras que podemos ver en cualquier película americana como podéis ver en la siguiente foto:


Poco después salíamos de viaje con la intención de recorrer los más de 500 kilómetros que nos separaban de San Diego, nuestro próximo destino.


Llevábamos un rato circulando por el desierto que separa ambas ciudades cuando decidimos parar a sacarnos unas fotos con los espectaculares cactus que había a los lados de la carretera.
La verdad es que fue un viaje de algo más de 5 horas bastante aburrido debido a lo escarpado del terreno, lo único reseñable un control de policía a la entrada de la ciudad en el que nos dejaron pasar sin ningún problema.
Eran las 13:15 cuando hacíamos entrada en el centro de la ciudad de San Diego, ahora quedaba una de las tareas difíciles, encontrar un alojamiento asequible para los días que teníamos pensados permanecer en la ciudad.

De todas formas, antes de dedicarnos a esta tarea decidimos pasar a hacer una visita a unos conocidos del barrio de Eguia en Donosti, es una mujer que esta casada con un americano y que lleva haciendo su vida allí desde hace muchos años pero que de vez en cuando volvía a pasar las vacaciones a San Sebastian con su marido y sus hijos, de ahí que conociésemos un poco a su familia.

Encontrar la casa no fue fácil, primero porque nos dijeron que vivían en un barrio a las afueras, pero es que un barrio a las afueras es irse a más de 50 kilómetros de la ciudad, pero bueno, al final lo encontramos, pero ahora estaba lo difícil, encontrar la calle, y es aquí donde nos ocurrió una de las anécdotas para mi más curiosas de nuestro viaje.

Por todo lo que tenemos oído pensamos que los americanos son gente distante, que va a lo suyo y con poca intención de ayudar al extraño, pero la verdad es que la siguiente anécdota nos demostró todo lo contrario.
Como no encontrábamos la calle decidimos parar en el parking de un pequeño hospital privado que encontramos en la zona, allí había un hombre junto a su flamante Mercedes, seguramente un médico del hospital, al que preguntamos por la calle.
Aquel hombre se tomó todas las molestias posibles para ayudarnos, primero busco la calle en un callejero que llevaba en el maletero, luego nos pregunto si teníamos el teléfono de la casa, llamó desde su teléfono móvil para que le explicasen como llegar a la calle y una vez supo el camino nos llevo a la calle, él en su Mercedes y nosotros siguiéndole por detrás.
¿Acaso vosotros os habríais tomado la misma molestia si alguien en vuestra ciudad os preguntase como llegar a una calle?.
Sinceramente aquello nos dejo totalmente sorprendidos, la amabilidad de aquel hombre era sin duda algo que no nos esperábamos para nada.

Ya en la casa estuvimos charlando un rato con ellos, nos explicaron que era lo que debíamos visitar y lo que no, y después marchamos de nuevo al centro de San Diego a localizar el Motel donde pasar la noche y los días restantes.


Esto tampoco fue nada fácil, los precios variaban mucho de uno a otro, desde lo 320 dolares que nos pedían en uno hasta los 205 del Motel que finalmente cogimos.
No era gran cosa, no tenia piscina, la gente que vimos en los pasillos eran casi todo negros y moros y la habitación era una especie de apartamento con cocina, pero bueno, para la vida que ibamos a hacer en el Motel tampoco nos hacia falta mucho más.
Nuestra habitación era la de la ventana del segundo piso que se puede ver entreabierta justo encima del coche.


Eso sí, una de las peores cosas que tenía el Motel era que el aeropuerto de la ciudad estaba muy cerca, y eso que estábamos en pleno centro, con lo que los aviones como podéis apreciar se veían y oían perfectamente desde la ventana.

Una vez acomodados en la habitación decidimos salir a dar una vuelta por la ciudad. Llegando al centro nos encontramos con el estadio de Los Padres de San Diego, el equipo de Beisbol de la ciudad, y aprovechando que estaban jugando un partido entramos a presenciar un evento de este tipo, algo que a Sergio y a mí nos hacia mucha ilusión (entrada: 12 dolares cada uno).
Desgraciadamente, cosas de la vida, ni Sergio ni Yo habíamos cogido la cámara de fotos pensando que tan solo íbamos a dar una pequeña vueltecita, con lo que no hay recuerdo gráfico de este momento, una verdadera pena.

Al final llegamos al Motel a las 23:30 de la noche, una buena hora para irse a dormir.

4 comentarios:

Andybel dijo...

.-IGNIGO: Como ya hemos hablado alguna vez, cuando viajo me gusta integrarme al máximo en la cultura del lugar donde viajo.

.-Cuando me digo que quiero vivir experiencias cotidianas que me hagan conocer a fondo a los habitantes del lugar, me refiero a ese tipo de anécdotas que cuentas, que rompen nuestros prejuicios en relación a los pueblos que visitamos.

.-Me ha llamado mucho la atención, y me ha gustado mucho por lo que te digo, que pudieras comprobar cómo, hasta en USA, hay gente muy amable y solidaria. Tenemos que romper nuestras barreras mentales y nuestros estereotipos.

.-En mi viaje a París,pude abrir mi mente y echar de mi mente el prejuicio de que los franceses, los parisinos en este caso, son aburridos, que a las 18 hrs. ya están todos en sus casas, y que no saben divertirse ni disfrutar de la vida, por ejemplo con la comida. Te aseguro, que un día cualquiera de la semana, laborable, los restaurantes del centro están a reventar hasta las 2 o las 3 de la mañana, te ponen cantidad de comida, abundante y buena, y si te buscas un poco la vida, no te sale tan caro como también nos pensamos.

.-En fin, viajando, se abre la mente y se relativiza todo. Es una de las experiencias vitales que todavía me siguen ilusionando y motivando un montón.

.-Por cierto, sabes que tengo unas ganas enormes de que vayáis a Australia de viaje y que después hagas otra saga de posts tan buenos como estos de EE.UU. contando anécdotas cotidianas que nos hagan conocer aquellas tierras antípodas. Dicen que tenemos mucho prestigico en la tierra de los canguros, vamos, que se nos aprecia, que estamos de moda...

.-Cosas y Casos.

Ignigo dijo...

Me alegra que te esten gustando estos articulos, aunque la verdad es que cada vez queda menos para que la narración de este viaje termine.

Cuando lo haga pretendo contar un poco por encima lo que podría ser mi próximo viaje a las antipodas, eso si, prometo luego escribir otra serie de articulos sobre ello.

En cuanto a la anecdota comentada tengo que decir que como ya he expuesto a la hora de contarla, me llamó mucho la atención el comportamiendo de este hombre, un detalle por su parte.

montse dijo...

tengop que decir que, la gente más amable que he conocido, en todas mpartes, han sido americanos, y con ello me refiero,principalmente a eeuu i canadà. Estando de viaje por mallorca, unos yankees y nos canadienses nos invitaron a pasar las siguientes vacaciones en sus casas. y en sort, pirineo de lleida, un californianome invitó a su casa, en la cual estuve, por cierto de vakatas, 7 días, y no era nada de ligoteos.
ya veis, són más majos de lo que creemos.
eso sí, raros de cojones con la comida y la religión!!!
sigue así igni!!
oso ondo!!

Ignigo dijo...

Venga,venga, como que me voy a creer yo lo del californiano.

Como se entere tu marido ya verás !!!