¿Conocemos a nuestros vecinos?

Bueno, pues ya estamos a jueves y poco a poco se va acercando el fin de una semana que aunque más corta de lo normal, ya que aquí en el País Vasco hemos tenido fiesta el lunes, para mí esta siendo bastante intensa y cargada de trabajo, hoy mismo pasaré todo el día en Vitoria en una reunión laboral.

La verdad es que la semana pasada yo la disfrute al completo estando de vacaciones, aunque no hice nada fuera de lo normal, es decir, no salí de viaje ni nada parecido.
De todas formas, aunque como digo estaba de fiesta y no tenía el compromiso diario del trabajo, ahí que decir que fue una semana bastante movida y cansada.
Por un lado los primeros días, los laborables para la mayoría de la gente, los aproveché para resolver algunos asuntillos que tenia pendientes, tema papeleo y esas cosas, pero también aproveché el tiempo para practicar un poco con la Steadycam que compre hace poco y de la que ya os hable en otro articulo que podeís recordar pinchando aquí.

Pero en realidad cuando realmente comenzó la parte movida de la semana fue el jueves con la llegada desde Madrid de mi gran amigo Jorge. A partir de ese momento comenzó lo que se puede decir mi fin de semana social, salidas de poteo por el barrio, alguna noche de copas con los amigos y alguna que otra cena en casa de la que ya para mí es parte de mi familia, la casa de Koro y Pako.

Como digo fueron dos noches en las que acabé cenando en la que podríamos decir es mi casa en Eguia, cenas en la que como siempre Koro nos deleitó con buenos manjares y en las que disfrute de la compañía de grandes amigos, pero me gustaría destacar de entre estas cenas la realizada el sábado por un motivo bastante curioso.

A esta cena organizada de manera repentina, Koro decidió invitar a unos nuevos vecinos que se han incorporado hace ya algún tiempo al pequeño barrio de Etxandi, pero al que tanto Jorge como Yo no teniamos el gusto de conocer.
La cena fue de lo más distendida, allí estuvimos todos, incluido Luis que se incorporó más tarde, conversando durante un buen rato y comentando anécdotas de todo tipo, hasta que llegado a un punto de la noche decidimos bajar a un bar cercano a continuar un poco la velada con alguna que otra copa.


En realidad no fue nada fuera de lo normal, una simple cena y alguna que otra copa, si no fuera por el hecho de que dos de los asistentes a la cena eran Ainhoa y Diego, dos jovenes muy agradables que se han incorporado hace no mucho al vecindario.
Supongo que estareís conmigo en que ese ambiente de vecindario unido que antes reinaba en las casas se ha ido perdiendo, ahora en ocasiones muchas veces la gente ni conoce al resto de vecinos de la casa más que de hablar con ellos en alguna que otra reunión o de saludarse en el portal, poco a poco, esta sociedad en la que vivimos ha ido haciendo que seamos mucho más frios y distantes con aquella gente que realmente nos rodea en el día a día.

Yo tengo la suerte de llevarme bastante bien con mis antiguos vecinos de Intxaurrondo, es más, en alguna ocasión me he ido de cena con alguno de ellos, cosa como digo bastante atipica hoy en día. Como he comentado en el barrio de Eguía, aunque realmente no sean mis vecinos, conozco a la mayoria de la gente que rodea la zona donde me muevo, y aquí en Loiola, barrio al que me he incorprado hace algo así como cuatro años, aunque sin grandes confianzas, tengo la suerte de conocer tambien a un par de vecinos lo suficiente como para pedirles algún favor en caso de necesitarlo.

Pero: ¿Que pensáis sobre el tema?, ¿Se ha perdido hoy en día la relación vecinal que existía antes en la mayoría de la casas o seguís teniendo relación con la gente que vive en la puerta de enfrente?.