Algunos pensaran que es una bendición, por arte de magia algunos tienen una hora más para dormir, pero la verdad es que para aquellos que como yo no necesitamos más de 6 o 7 horas de sueño para descansar pues como que esto es un verdadero trastorno.
Y la prueba la tenéis aquí mismo, son las 5 de la mañana del domingo y ya me encuentro levantado.
El cambio de hora se convirtió en norma en 1974 -un año después de la primera crisis del petróleo- con el objetivo de aprovechar mejor la luz del Sol y consumir menos electricidad.
Esta medida se aplica como directiva europea desde 1981 y se renueva cada cuatro años.
El germen de esta idea se remonta al año 1784, cuando Benjamin Franklin, siendo embajador de EEUU en Francia, envió una carta al diario Le Journal de París en la que proponía algunas medidas para el ahorro energético.De todas formas, y a pesar de llevar ya unos cuantos años utilizando el sistema del Horario de Verano para el mayor aprovechamiento de la luz, a estas alturas no esta muy claro si realmente se consigue un ahorro energético o no, pero lo que si esta claro es que todos estos cambios de horario no son nada buenos para la salud, por ello son muchos los grupos formados en contra de esta para mí estúpida medida.
Yo no sé lo que pensareis vosotros, pero en mi caso por ejemplo este cambio no se transforma en ahorro de energía de ningún tipo, si es verdad que ahora cuando me levanto para ir a trabajar me encuentro con que ya ha amanecido, pero me veo obligado a encender la luz de casa para poder moverme por ella, y es más, a la tarde me encuentro con que oscurece mucho antes, por lo cual no solo tengo que encender la luz al llegar a casa, si no que además tengo que encender más luces en la oficina para poder seguir trabajando. Resultado: que yo diría gasto bastante más energía que con el otro horario.
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