20 de Noviembre del 2008
Este articulo es continuación de Viaje a Australia (5º Día)
Esta vez, y para no cometer el mismo error que el día anterior, decidimos hacer un esfuerzo y levantarnos con tiempo para no perdernos el amanecer en el Uluru.
Eran las 4 de la mañana cuando nos levantábamos de la cama, y las 4:30 cuando ya estábamos montados en el coche y saliendo del hotel en dirección al parque.
Nos habíamos levantado tan pronto que al llegar a la entrada al parque nos encontramos con que ni si quiera habían abierto aún, la hora de apertura eran las 5:00 AM, así que esperamos unos minutos en la pequeña cola que se había formado.
Como ya os comente en el momento de coger el coche de alquiler, conducir desde que se iba el sol hasta que se volvía a poner estaba completamente prohibido por los riesgos que había de colisionar con los animales sueltos que hay en el desierto, y este día pudimos comprobar en nuestras carnes que el riesgo existía.
Ya dentro del parque circulábamos en dirección al Sunrise Point cuando el coche que llevábamos justo delante hizo una maniobra extraña lanzándose a la cuneta. Como os podéis imaginar nosotros quedamos sorprendidos ante tal maniobra, pero en a penas unos segundos tuvimos la respuesta, por mitad de la carretera venían hacia nosotros una manada de dromedarios sin importarles en absoluto que nosotros estuviésemos allí. Afortunadamente unos escasos metros antes de llegar a nuestra altura se salieron de la carretera, con lo que desapareció el problema.
Parece ser que durante la época de colonización de Australia se llevaron dromedarios al país para utilizarlos en la construcción del ferrocarril en el desierto. Estos animales se aclimataron bien a esta zona y han seguido poblando la zona sin problemas aparentes.
Por cierto, en realidad son Dromedarios, aunque allí en Australia los llaman Camellos.
Según parece la única explicación a que les llamen así es que a ellos les resulta más fácil, nada más.
Esta vez llegamos al punto de observación antes que nadie, incluso antes que la propia policía que se encarga de regular el tráfico en este punto, así que tuvimos que esperar un ratito hasta que comenzó a amanecer mientrás veíamos como el lugar se iba llenando de coches.
Volvimos a ver el amanecer, aunque esta vez desde el principio al final, y sí, la verdad es que es bonito ver como la luz del sol va afectando al color de la famosa roca, pero que os voy a decir, después de haber visto las asombrosas fotos llenas de colorido que podemos ver en las revistas, como que verlo en vivo defrauda un poco. El espectáculo es realmente bonito, pero tampoco me parece tan hermoso como lo pintan. Yo personalmente me quedo con el atardecer.
De vuelta al hotel parada en una gasolinera para llenar el deposito del coche para devolverlo lleno. El precio de la gasolina era de 1,57 $ AUS el litro, y llenar el medio deposito que nos faltaba para dejarlo completo nos costó 49 $ AUS, así que como veis el combustible allí no es demasiado caro, bastante más barato que aquí.
Como en realidad no teníamos nada que hacer y el madrugón había sido serio, decidimos darnos un descanso y meternos en la cama un par de horas más.
Por segunda vez en el día, esta vez a las 9:30 AM, vivíamos el momento de levantarse, preparamos las maletas y abandonamos el hotel en dirección al aeropuerto, a tan solo tres o cuatro kilómetros del hotel.
Ya os dije que el coche que habíamos alquilado tenia un limite de 100 kilómetros diarios, como lo habíamos cogido dos días estábamos limitados a 200 kilómetros, así que a la hora de devolverlo tuvimos que hacer el papeleo oportuno para que nos cobrasen los 60 kilómetros que habíamos hecho de más. El precio, 0,25 $ AUS el kilómetro de más, así que en total fueron 15 $ AUS de suplemento , no llegaba a 10 euros, así que ni tan mal.
Mientras esperábamos embarcar en nuestro vuelo (12:35 AM) nos encontramos con una pareja de catalanes (chico y chica) que llevaban un par de semanas recorriendo el país. Ellos nos comentaron que habían hecho el trayecto entre Melbourne y Adelaida por la Great Ocean Road, o lo que es lo mismo, por la carretera de la costa, mientras que nosotros teníamos planeado hacerlo por el interior.
Nos recomendaron hacer esa ruta y además nos dieron el nombre de varios pueblos en los que parar, así que tomamos la decisión de hacerles caso, iríamos por la costa cambiando el itinerario planeado.
Tras casi tres horas de vuelo, y unos 2.500 kilómetros recorridos, llegábamos de nuevo a Sydney. Y allí mismo en el aeropuerto, en la oficina de Hertz, recogíamos el coche que utilizaríamos para recorrer el Sur del país.
La verdad que el tramite de recogida de este coche fue un poco más problemático que el que hicimos en Ayers Rock. Algún problema informático impedía al operario meter los datos en el ordenador, además el tipo se extrañaba de la tarifa tan barata que habíamos conseguido.
El precio, 328,94 $ AUS (unos 190 o 200 euros) por el alquiler del coche durante 5 días, sin limite de kilómetros y con devolución en el aeropuerto de Adelaida.
Pero una vez solucionados estos problemas nos dieron nuestro Toyota Kluger, muy parecido al que teníamos en el desierto, aunque esta vez un modelo algo superior y en color negro. Eso si, como ya os comenté la otra vez, en esta ocasión no pagamos los seguros ya que el operario nos comentó que al hacer el pago con VISA teníamos un seguro que cubría los posibles desperfectos en el coche, así que eso que nos ahorramos.
Salir de Sydney no fue tarea fácil, la verdad es que nos perdimos en un par de ocasiones a pesar de llevar un mapa de la ciudad que nos habían dado en la oficina de alquiler del coche, pero bueno, al final, a eso de las 18:30 de la tarde cogíamos la M5, carretera que nos sacaba de la ciudad en dirección a Camberra, nuestra próxima parada.
La carretera era amplia y con una limitación de velocidad de 110 kilómetros por hora, como veréis una velocidad bastante alta para lo que luego vimos en las demás carreteras del país, lo que nos permitió hacer el trayecto entre la dos ciudades (300 kilómetros) en poco menos de tres horas.
Eso si, el viaje también tuvo su parte triste, la de ver la cuneta de la carretera repleta de canguros, uno de los iconos más importantes del país y que todo turista sueña ver saltando en cuanto llega, muertos por atropellos.
No os voy a decir que hubiese un canguro cada 100 metros, porque tampoco era para tanto, pero si os puedo segurar que fueron muchos los animales que vimos en esta penosa situación.
Al llegar a Camberra había que buscar algún Motel en el que pasar la noche, ya que esta era una de las pocas ciudades en las que no teníamos atado el alojamiento.
Siendo la capital pensábamos que no sería ningún problema encontrar algún sitio barato, aunque no habíamos tenido en cuenta que por la hora que llegábamos (21:30 PM) nos íbamos a encontrar con el problema de que casi todos los sitios habían cerrado ya.
Encontramos una calle en la que había varios Moteles seguidos, así que nos pusimos a preguntar uno a uno que precios tenían. En uno de ellos nos pedían 110 $ AUS por cada habitación doble, osea que las dos habitaciones que necesitábamos nos costaría 220 $ AUS, pero finalmente conseguimos una habitación para cuatro en el Camberran Lodge por 120 $ AUS, casi la mitad de lo que nos pedían en el otro, aunque eso sí, con el baño compartido fuera de la habitación, pero bueno, nos arreglaríamos.
Una ves habíamos dejado el equipaje en la habitación nos escapamos a un McDonalds cercano a cenar (28 $ AUS la cena de los cuatro), aprovechando para comprar algunas cosillas para desayunar al dia siguiente en un supermercado que curiosamente aún estaba abierto.
Y a las 23:30 PM nos metíamos en la cama a descansar, que al final el día había sido duro con tanto viaje (avión+coche).
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