Un tema muy recurrido por los informativos de casi todas las televisiones al terminar el verano suele ser el del tema de las depresiones post-vacaciones.
Yo me voy a adelantar un poco, y tras mi breve periodo de descanso estival, tan solo una semanita, tengo que deciros que hoy lunes me va a resultar bastante duro incorporarme de nuevo a la faena laboral.
Como sabéis tan solo han sido 4 días de vacaciones propiamente dichos, ya que el viernes aquí en el Pais Vasco era festivo, pero los he aprovechado al máximo.
Ya os conté que los primeros días de la semana pasada los pasé en un camping en Francia con mi hermana y mis sobrinas, en plan tranquilo y familiar, a lo que hay que sumar los cuatro días que he pasado en tierras catalanas, en Lleida precisamente, disfrutando de la compañía de dos buenos amigos (incluyendo también la compañía de la mujer y el hijo de uno de ellos) y de la marcha nocturna de la ciudad.
Como veis han sido tan solo seis o siete días en los que he desconectado bastante de mi trabajo diario y que seguramente me habrán venido bien para recuperar las fuerzas.
Pero eso sí, ahora queda lo más duro, volver a acostumbrarse a la rutina diaria, pero como no queda otro remedio habrá que tomárselo con tranquilidad.
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