
Hoy martes, día en el que como sabéis hablo de mis viajes, voy a hablaros de una ciudad quizás poco conocida y que supongo rara vez entra en los planes turísticos de nadie,
Melilla.
Se trata de un enclave español situado en la región de
Rif, en el norte de
África, a orillas del mar Mediterráneo, frente a la costa meridional de la península ibérica, limítrofe con
Marruecos y muy cerca de
Argelia.
Es una ciudad fronteriza bastante pequeña, con una exensión de 12,3 kilometros cuadrados y con a penas 67.000 habitantes, pero con una situación extrategica de lo más importante para el control del paso del estrecho.
Durante los años 1994 y 1995, mientrás cumplia el
Servicio Militar embarcado en un algibe de la armada española tuve la posibilidad de visitar 4 o 5 veces esta pequeña y peculiar ciudad.
Sin ser ninguna joya, y sin tener grandes atracciones turisticas, creo que es una ciudad que si recomendaria visitar por la mezcla de culturas que tiene. No hay más que ver lo que dice la
Wikipedia sobre ella: destaca la influencia de las minorías de confesión musulmana, judía e hindú, o el uso del bereber, así como de su patrimonio arquitectónico que es considerado junto con el de
Barcelona, uno de los exponentes del estilo modernistaespañol de principios del siglo XX.
Como os he dicho tuve oportunidad de pisarla 4 o 5 veces, y aunque nunca me dedique a explorarla turisticamente hablando, ya que el tiempo que tenia para mis escapadas del barco eran bastante cortos, si os puedo comentar que las pocas visitas que hice a la ciudad me parecieron de lo más interesantes y curiosas.
Una de las cosas que más me llamo la atención es la costumbre que tiene la gente de pasear por la zona del puerto que veis en la foto. Como os he dicho se trata de una ciudad muy pequeña, con lo que es casi imposible coger la carretera sin llegar a la frontera, por eso, los jovenes se dedican a dar vueltas por el paseo de un lado a otro para lucir sus coches preparados.
De verdad que era muy curioso cuando estaba de guardia en el barco ver como pasaban una y otra vez los mismos coches dando vueltas por el mismo recorrido simplemente para pasar las horas y disfrutar de sus coches deportivos (que como os podeís imaginar no eran precisamente
Ferraris).
En una de las ocasiones fui con otros compañeros del barco a tomar un refresco a una plaza en el interior del pueblo, cerca del mercado. Se trataba de una plaza que frecuentaban los vendedores de hachis, lo digo porque nos ofrecieron cuatro o cinco veces el rato que estuvimos alli sentados, y llamaba la atención como en los tejados de las casas, de no más de dos pisos, habia gran cantidad de vigias que velaban por la seguridad de sus compinches que trabajaban a pie de plaza.
Os puedo asegurar que estar en aquella plaza tomandome una
Pepsi (creo recordar que era una botella de cristal de medio litro), rodeado de todo aquel ambiente se hacia de lo más extraño e inquietante. Una situación extraña pero que en ningún momento llegaba a resultar peligrosa por dos razones, primero, nosotros no estabamos comprando nada, por tanto no cometiamos ninguna ilegalidad, y segundo, eramos un grupo de 5 o 6 marinos jovenes, lo que nos daba cierta seguridad ante cualquier asalto por parte de los muchos maleantes que hay en la zona.
Como os digo auqnue se trata de una ciudad lejana, pequeña y no con demasiada importancia turistica creo que es una ciudad que resulta interesante visitar, el problema es que en un dia o dos creo que esta todo visto.