18 de Junio del 2004
Teníamos que abandonar el Hotel antes de las 11 de la mañana, así que nos levantamos prontito, quizás no tanto como días anteriores, pero sí a una hora prudente, las 8 de la mañana.
Después de hacer las maletas, ducharnos y prepararnos, salimos del Hotel con destino a otro de los platos fuertes del viaje, el Gran Cañón del Colorado.
Nuestro primer objetivo antes de llegar al Gran Cañón era la Presa Hoover, una de las mayores obras arquitectónicas del hombre sobre la tierra construida junto al lago Mead. Parecía un trayecto fácil, pero la verdad es que se complico un poco debido a que varias carreteras del mapa habían cambiando de nombre, afortunadamente llegamos a nuestro destino sin demasiados problemas.
La visita a la presa era gratuita, me refiero logicamente a la parte exterior, eso sí, para dejar aparcado el vehiculo si había que pagar (5 dolares).
Nos recorrimos la presa de lado a lado paseando e incluso pensamos en hacer la visita por el interior, pero la cola que había para hacer esa visita era bastante larga así que abrumados por el fuerte calor que nos castigaba decidimos continuar nuestro viaje.
Eso sí, antes de salir, para asegurarnos que cogíamos la dirección adecuada preguntamos a un policía, el cual nos informó que teníamos unas cinco horas de viaje antes de llegar a nuestro destino.
Eran las 14:15 cuando salíamos de la presa, no os podéis ni imaginar el calor que hacia allí plantados en mitad del desierto, por lo que estar dentro del coche con el aire acondicionado puesto era la mejor opción a la que uno podía recurrir.
Llegando al Gran Cañón, para ser más concretos, a 60 millas de nuestro destino, hicimos una paradita en Williams, un pequeño pueblo de la zona en el que dio la casualidad que había una concentración de Harleys Davidson.
Aprovechamos el momento para estirar un poco las piernas, dar una vuelta por la zona, ver el ambiente motero y tomarnos una cervecita en uno de los pocos bares del pueblo, por supuesto cerveza sin alcohol, en este país uno no puede andarse con tonterías que a la mínima lo meten a uno en el calabozo.
Poco después continuamos nuestro viaje, y a eso de las 19:45 llegábamos al Motel Grand Canyon Inn, situado a 25 millas de nuestro destino y que nos venía muy bien para hacer ya nuestra parada de descanso.
Preguntamos el precio, 59 dolares la triple, asi que decidimos no andar más y parar allí a descansar.
El Motel tenía piscina, así que al igual que hicimos en Bakersfield, Javi, y Yo nos pegamos un buen baño para relajarnos, además esta vez se nos unió Sergio, aunque no se le vea en la foto. Os puedo asegurar que estar a la noche, metido en un Yakusi al aire libre en mitad del desierto viendo las estrellas tienen su encanto.
Una vez relajados nos fuimos al Restaurante del Motel y por una vez nos pegamos un buen homenaje, nos sentamos en una mesa y cenamos de plato, algo que ya se agradecía después de tanta hamburguesa y comida basura. Nos comimos un buen filete cada uno con patatas, no fue muy barato, pero bueno, un pequeño homenaje de este tipo nos podíamos permitir.
Habíamos recorrido 450 kilómetros desde la Presa Hoover, y aún nos quedaban otros 35 o 40 hasta el Gran Cañón, así que después de cenar decidimos irnos prontito a la cama a descansar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario