23 de Junio del 2004
Aquel día, siguiendo con la rutina casi diaria, nos levantamos también prontito, a las 7:00 de la mañana, desayunamos un poco con los Donuts que nos quedaban y nos fuimos a la parada de autobús del Motel Super 8 que es donde nos habían citado con el autobús que nos llevaría a nuestra excursión por tierras mexicanas.
En esa primera parte el viaje tuvimos suerte, el conductor hablaba un poco de castellano, así que no explicó un poco como funcionaba aquello: el precio de la excursión de todo el día costaba 36 dolares, que pagamos con nuestra VISA allí mismo en el autobús.
El autobús fue haciendo diferentes paradas y recogiendo gente en diferentes partes de la ciudad hasta llegar a un punto donde nos cambiaron de vehiculo, por lo que se ve los diferentes autobuses iban haciendo diferentes recorridos por la ciudad y en ese punto se repartian la gente según el tour que va a realizar cada uno. Desgraciadamente el autobús que nos tocó para ir a Tijuana tenía un conductor que no hablaba nada de castellano.
En tan solo 25 o 30 minutos estábamos en la frontera, la cual pasamos casi sin ningún tipo de control y en pocos minutos estábamos en el entro de Tijuana, donde el autobús nos dejó a las 9:30 de la mañana. No fue fácil, pero al final entendimos que teníamos allí hasta las 12:00 del mediodía para hacer nuestra visita y nuestras compras.
Lo primero que nos llamó la atención era la seguridad en la zona, es más, Sergio había decidido no venir debido a que el día anterior habíamos visto en las noticias como habían matado en un tiroteo en plena calle a varios periodistas, pero bueno, tampoco pensábamos que fuese para tanto, pero como podéis apreciar en la foto que pongo a continuación, la calle de tiendas destinada al paseo de los turistas estaba vigilada en las esquinas por policías y militares metralleta en mano.
Nosotros dimos una vuelta por la calle viendo lo que las tiendas ofrecían, yo compré un Rolex que quería llevar de regalo para mi abuelo, logicamente no autentico, y consultamos algunas otras cosillas. Aprovechamos también como veis a continuación para tomar una cervecita y unos nachos en un local donde un camarero llego a ofrecernos desde relojes falsos a camisetas pasando por todo tipo de drogas y muchacholas, nombre con el que ellos hablan de las prostitutas.
Después volvimos poco a poco hacia el autobús, pasando junto a un Hard Rock en el que me llamó la atención el cartel luminoso de la puerta, por supuesto en inglés:
Prohibida la entrada a este local con cualquier tipo de armas, drogas o bombas nucleares.
La verdad es que nos quedamos alucinados, no llegamos a comprender realmente si se trataba de un cartel de advertencia o un simple reclamo turístico, pero la verdad es que nos llamó mucho la atención.
Llegamos al autobús y nos subimos pensando que nos llevaría a otra zona de Tijuana a seguir con nuestra excursión, pero he aquí nuestro error. El autobús comenzó a andar y para cuando quisimos darnos cuenta estábamos de nuevo en la frontera dispuestos a pasar esta vez el estricto control de aduana. En ese momento intentamos explicarle al conductor con nuestro pobre inglés que nosotros teníamos el viaje de todo el día, a diferencia del resto del autobús que solo tenia el de media jornada, después de varios intentos conseguimos entendernos pero el conductor nos decía que nadie le había avisado, que no había problema, que cogiésemos un taxi al centro y que en el mismo sitio, a las 17:00 nos recogía otro autobús.
Pero os podéis imaginar que después de lo que habíamos visto y de como funcionaba aquello, el hecho de coger por nuestra cuenta un taxi para ir al centro, estar allí tirados donde nos dejase el taxi solos, y luego por supuesto fiarnos de que realmente llegase el autobús a las 17:00 a recogernos a nosotros solos pues como que nos daba algo de reparo, a eso hay que sumar que allí estaba el policía de turno metiéndonos prisa para que tomásemos una decisión y quitase el conductor el autobús de la carretera, así que optamos por volvernos con todo el mundo y dar por perdida la tarde en Tijuana, era una pena, pero nuestra seguridad era lo primero, y tal y como estaban las cosas no era plan de jugársela.
Una vez en San Diego dimos una vuelta por la zona del puerto, donde visitamos el barco con el que se rodó la famosa película "Master & Commander", que estaba allí anclado y que se podia visitar previo pago de cierta cantidad.
Comimos en un italiano de un centro comercial donde estuvimos visitando algunas tiendas y donde el camarero mexicano nos informó de que España había sido eliminada como siempre en la Eurocopa de Fútbol. Luego regresamos al Motel y allí nos encontramos con Sergio, el cual nos llevó a un enorme centro comercial donde había estado que vendía todo tipo de material electrónico, desde ordenadores a monitores de plasma pasando por reproductores MP3 y todo tipo de cosas.
Allí pasamos la tarde viendo todo lo que vendían, algunas cosas muy interesantes, pero ni había dinero para gastar a esas alturas ni ganas de andar trasportando cosas, por lo menos por mi parte. Entre una cosa y otra se nos pasó la tarde, pasamos a cenar como de costumbre por un McDonalds y para las 22:30 estábamos de nuevo en el Motel dispuestos a irnos a dormir.
La verdad es que a Javi a mí nos había salido el día un poco rana teniendo en cuenta como lo habíamos planeado, pero bueno, tampoco había ya solución, así que solo quedaba descansar y prepararse para el viaje del día siguiente, día en el que nos dirigiríamos a uno de los puntos del viaje más esperados por mi parte: Hollywood.
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