26 de Junio del 2004
Otro día más levantándonos pronto, esta vez a las 7:30 de la mañana, para desayunar y prepararnos para la visita por la Costa de California. El día no es que hubiese salido demasiado claro y despejado, pero era lo que había, no nos quedaba más tiempo y había que hacer la visita por los pueblos costeros auqnue el tiempo no fuese el idóneo.
Nuestra primera parada las playas de Malibu, allí recorrimos un poco la costa con el coche parando en algunos miradores para hacer algunas fotos y contemplar el paisaje. En algunos puntos pudimos ver como había grupos de surfistas cogiendo olas, al más puro estilo californiano, pero la verdad es que como he dicho el día estaba un poco nublado lo que estropeaba un poco la imagen que tenemos de estas famosas playas.
De allí nos fuimos a la zona de Santa Monica y de Venice, parando en el camino en alguno de esos tipicos salientes de madera que hemos visto tantas veces en las peliculas en las que la gente pasa el tiempo pescando tranquilamente.
Ya en Venice estuvimos recorriendo el famoso Paseo de la Playa, ese que tantas veces sale en las películas en las que se puede ver a gente haciendo pesas junto a la playa, a chicas en bikini paseando en patines o a grupos de negros jugando al baloncesto, cosas que vimos, excepto a las chicas en bikini sobre patines, que debe ser un recurso cinematográfico muy socorrido.
En este paseo nos ocurrió una anécdota curiosa que creo interesante contar para que nos ocurra lo mismo: Nos costó encontrar un local con sitio en la terraza, pero cuando lo encontramos nos sentamos a disfrutar del paisaje con una cervecita fresca. Llegó el camarero con la carta y pedimos tres cervezas creo recordar, a los minutos volvió con la bebida y nos pregunto que queríamos comer, la verdad es que era muy pronto y no teníamos hambre, auqnue la gente alrededor nuestra ya estaba comiendo, le dijimos que nada y entonces nos explico que si no comíamos no podían servirnos alcohol, que no se lo permitía la ley, de todas formas el camarero, creo recordar que argentino, de manera muy amable
nos dijo que como ya nos había servido y no lo sabíamos nos permitía quedarnos con nuestra cerveza, pero que lo supiésemos para otra ocasión.
Después de este breve periodo de relax nos fuimos a comer a un McDonalds (para variar) y de ahí al centro de Los Angeles, para ser exactos a la calle Brodway, aparcamos el coche en un parking y nos dedicamos a pasear un poco por el centro de la ciudad, por el distrito antiguo que parecía el más curioso de ver.
La verdad es que esta visita fue bastante simple, ya que Los Angeles es una ciudad de fama, pero en realidad no es que tenga grandes cosas que visitar, simplemente se trata de una ciudad grande más.
Tras este paseo hicimos nuestras últimas compras en algunas tiendas de la zona y nos dirigimos de nuevo al Motel donde cenamos en la misma pizzeria que lo habíamos hecho los dos últimos días. Y de ahí al Motel a preparar las maletas para el viaje del día siguiente, tarea nada fácil teniendo en cuenta que todos llevábamos de vuelta bastantes más cosas que las que habíamos traído.
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