martes, abril 29, 2008

Viaje a USA (17º Día)

27 de Junio del 2004

Nuestro viaje llegaba a nuestro fin, después de más de 15 días dando vueltos por la geografía del Oeste americano quedaba preparar las maletas para volvernos a casa. Lógicamente daba algo de pena terminar nuestro periplo, pero también había ganas de llegar a casa a descansar un poco.

Como de costumbre yo me levante prontito, a las 7 de la mañana, desayune un café y una napolitana en el Starbucks que había junto al Motel y me fui a lavar y llenar el coche de gasolina para devolverlo en condiciones en la oficina de Hertz del aeropuerto.


El lavado del coche en una gasolinera que había un poco más adelante del Motel me costó 9,99 dolares, pero así nos garantizábamos que quedase en las mejores condiciones para que no nos pudiesen decir nada, imaginaros como estaba después de recorrer más de 7000 kilómetros.

Luego pasé a recoger a Sergio y a Javi por el Motel y nos marchamos al aeropuerto. Cuando llegamos a la oficina de Hertz la cara de la chica que nos atendió, una negra que hablaba un castellano bastante decente, fue de recordar. Cuando le dijimos las millas que le habíamos hecho al coche, cifra que ahora mismo no recuerdo, se quedo un poco asombrada, hasta el punto de que volvió a preguntarme un par de veces, recordándome que no le tenia que decir las millas que marcaba el coche, sino la diferencia entre las que había cuando nos lo dieron y las que había ahora. Al final acabe explicándole un poco el trayecto que habíamos hecho, entonces comprendió que la cifra que yo le decía era la que ella quería apuntar.

Ya dentro del aeropuerto me pasó otra anécdota curiosa que creo es interesante contar: cuando fui a facturar las maletas intenté pasar como equipaje de mano una pequeña bolsa que llevaba en la que había metido dos botellas de vino californiano. Al pesar esta bolsa me dijeron que superaba el peso máximo autorizado, por lo que tenia que meter algo en la maleta que estaba facturando. La azafata que me atendía hablaba castellano, así que me lo pudo explicar bien. Yo le dije que no me apetecía meter una botella de vino en la maleta porque no me fiaba del trato que iba a recibir, y ella misma me daba la razón. Hasta aquí todo bien, pero ahora viene lo curioso, ella misma me dio la solución, aunque me hizo prometer que yo no diría nada sobre aquella conversación, si sacaba una botella de la bolsa y la metía en otra bolsa, tendría dos bolsas separadas, cada una de un peso máximo permitido y no podría decirme nada.
Fijaros en la tontería que os estoy contando: no se me permitía llevar en la mano una bolsa con un peso de más de 2 kilos, pero si se me permitía llevar en la mano dos bolsas de 1,4 kilos cada una.

¿Tiene alguna lógica, porque yo no se la veo?

El viaje Los Angeles - Frankfourt tuvo una duración de algo más de diez horas y media. Eso sí, al facturar no nos dimos cuenta y cada uno lo hicimos en una ventanilla por separado, con lo cual nos dieron asientos separados dentro el avión, pero bueno, tampoco fue mucho problema, porque los tres ibamos cansados y con ganas de dormir durante el vuelo.


Tras una breve escala en la ciudad alemana en la que el cansancio nos vencía, como se puede ver en la foto, nuevo vuelo con destino a Bilbao, punto del que partimos hace ya 17 días para realizar este viaje-aventura.

1 comentario:

montse dijo...

estoy llorando de la emoción!!!! que pena que se acabe el viaje...
ya me había enganchado a la serie...